¿De qué vas, hijoputa? Eres una mierda ¿sabes? ¿Crees que no escucho cómo pegas a esa pobre chica todas las noches? Mientras tú te vas de marcha yo me duermo acunada por su llanto. Me das asco, y si tuviera pelotas te estamparía uno de mis tacones en medio de las tuyas. Pero aparte de no tener pelotas, tengo cabeza. Toda la que te falta a ti. Eres un desgraciado.
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