Bueno que pasa, ¿nadie me va a dar un beso?

sábado, 11 de diciembre de 2010

Paseo eterno por la tangente


Elastica - 2:1










Había pasado ya mucho tiempo desde el día en que Fermín entró por primera vez en la casa de Eva. Lo que al principio era una sincera amistad, con el tiempo habia desembocado en confianza, para más tarde derivar en una relación, y finalmente degenerar en exceso de confianza. Eva le había abierto su corazón y él, a cambio, la había vejado, insultado, menospreciado. La noche en que él le dijo cosas tan horribles que ni aquí se pueden mencionar, Eva echó el cierre para siempre jamás. Y aunque dicen que el perdón existe, aunque yo no lo he visto, y que el arrepentimiento existe, aunque yo, no es que no lo haya visto, es que lo he visto y en realidad es otra cosa que se llama conveniencia, a Fermín le dio por rondar día tras día la casa de Eva, sintiendo ese arrepentimiento, esperando ese perdón, sin darse cuenta de que para él aquella casa ya no tenía puertas, sólo ventanas. Ventanas a las que ella se asomaba de vez en cuando para brindarle una palabra amable, pero nada más. Frases que no llevaban a nada concreto, con las que trataba de ser educada sin implicarse. Fermín desconocía esto. No era consciente de que cuando un tornillo se pasa de rosca, ya nunca más vuelve a servir para nada. De que jamás volvería a entrar en aquella casa que un día había sido también la suya, y que ahora permanecia cerrada a cal y canto, tanto que ya ni recordaba su aspecto, ni si seguirían las cosas, los muebles, los cuadros, colocados en el mismo sitio que entonces, o las paredes pintadas del mismo color...

Niño escritor, yo comparto tu teoría sobre la invasión del espacio. El problema no es cuando compartes el espacio. El problema es cuando te lo invaden, te lo usurpan, cuando pretenden adueñarse de ti. Y contra la invasión, el destierro es la herrameinta más eficaz.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Diario de una madre postiza, Capítulo IV



No entiendo por qué estamos siempre como el perro y el gato. Si tú me quieres y yo te quiero. Si sabes que yo quiero lo mejor para ti. Pero tú te empeñas en organizarmelo todo, en discutirmelo todo. Igual que yo a ti. Discutimos y regañamos. Nos mostramos los dientes, y cuando estoy a punto de soltarte un guantazo, de pronto aflora una sonrisa, y nos lo perdonamos todo... hasta la próxima vez. Al final, como siempre, casi todo lo termina arreglando la música.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Las cosas por su nombre


Los Ronaldos - Idiota








Son las 9 y 25 de la mañana, mientras sentada en un sillón del amplio hall de la mútua espero pacientemente para mi revisión médica anual. Un chico entra por la puerta y se acerca al mostrador.

La chica, todo sonrisa, le habla: ¡Buenos días! ¿de qué empresa viene?

De @#@~€#€ (ininteligible) El chaval es bastante cortado.

Bien, siéntese un momentito allí que saque sus datos y ahora le llamo.

El chico se sienta frente a mí, y con todo el disimulo de que es capaz su tímida condición, se pone a mirarme las tetas.

No habrá pasado ni medio minuto cuando la chica le vuelve a llamar: "Nicasio Almazán"

El chico se levanta del sillón y se dirige de nuevo al mostrador.

Su DNI es el numero ########, y su dirección Calle A, número bis de Villapepinos de abajo, ¿no?

Si, contesta el chico con voz trémula.

Vale, tome este botecito y cuando pueda va al servicio y me llena el tubito, ¿de acuerdo?

¿Perdón? pregunta el chico

Que cuando pueda llene el botecito. Para el análisis, ya sabe.

¿Que llene el bote? ¿de qué?, pregunta el chico

"¡¡Que mees en el bote, coño!!" Le contesta la chica, recomponiendo de nuevo inmediatamente su sonrisa.

Aun me estoy riendo.

sábado, 20 de noviembre de 2010

La fiesta (Yeah)


Nota: como no puedo evitar la jodida publicidad previa a la música, pido un poco de paciencia hasta que termine el anuncio para empezar a leer, ¿trato hecho?

Anoche estuve en una cena de empresa, la versión nocturna de un almuerzo de trabajo. Tras la cena nos quedamos charlando varios compañeros del trabajo: Una servidora, una empleada de confianza, un jefe de departamento, y varios pelotas en busca de su oportunidad. Alguien propuso ir a tomar unas copas, y allí que fuimos. No tenía prisa porque Susana estaba con Natalia, asi que prisas cero.

La música era muy rara, y las copas estaban muy ricas. Alguien me pasó una cosa enrollada que le metes fuego y te la pones en la boca, y que también estaba muy rica. Risas, bailoteos, caladas, más risas, chistes, música, más risas, más caladas, más copas...

Y hoy me he despertado en un dormitorio extraño, bonito, cuidado y luminoso. Hay una nota en la mesita de noche que pone: Cuando te vayas tira de la puerta, salada. Y esa curiosa música sigue resonando en mi mente. Creo que estoy de buen rollo.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Miedo (atroz)


Soundgarden - Like Suicide









Estoy como en una nube. No hay que ser muy lista para darme cuenta de que este es un estado artificial. Y tengo miedo. La verdad es que tengo un pánico atroz a que llegue el momento en que ese estado de bonanza se acabe, que se acabará, seguro, como las otras veces, cuando al final, inexorablemente, la fatalidad se abalance sobre mí, y todas las cosas se jodan sin remedio.

¿Qué voy a hacer, qué voy a hacer? Ahora es mucho más grave.

¿Qué voy a hacer?

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Diario de una madre postiza, capítulo III


Tengo que admitir que estoy empezando a quererte.

Tengo que admitir que me gusta escuchar el sonido de tu respiración mientras duermes. Que me gusta que haya calcetines de Hello Kitty dando vueltas en el tambor de mi lavadora, y manchas grasientas de dedos en los cristales de esta casa, que tan aséptica era hasta hace un par de meses. Tengo que admitir que disfruto llevándote al colegio y contemplando cómo nos miran todas las envidiosas del barrio. Que me encanta escuchar cómo me dices: hasta luego tita, mientras me besas la mejilla.

Tengo que admitir que, para mi sorpresa, desde que estás aquí, tengo ilusión.

Apoyada en el quicio de la puerta de tu dormitorio, de ese dormitorio que pensé que quedaría desierto para siempre, me fumo un cigarro en la tranquilidad de la noche. Sé que no debería fumar cerca de ti, pero es una excepción, y lo quiero disfrutar porque este instante con mi espalda apoyada en el marco de tu puerta, es lo más cercano a la felicidad que he vivido nunca.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Hoja de ruta para hoy



Eres mi hermano, mi amigo, mi consejero. Eres mi mano puesta en un espejo, las yemas de nuestros dedos coinciden exactamente, hasta la última rayita de nuestras huellas dactilares. Por muy lejos que me vaya, el cordon umbilical se estira y se estira, pero nunca se parte, y a través de él me llega tu pena. Ya sabes, que como tú dices, soy la jodida empática de lo malo.

Mi hermano, mi amigo, mi consejero, hoy me pillas de camino, y pienso ir a darte un abrazo, muy, muy fuerte, hasta que mis alas te cubran por completo. Y seremos uno, por un breve instante. De esos que a ti tanto te gustan. Y a mí también.

Un beso

lunes, 1 de noviembre de 2010

Diario de una madre postiza, capítulo II


Ha pasado un mes del fin de semana en que mi hermano me pidió que cuidara a su hija Susana.

El teléfono me despierta de un sobresalto.

¿Diga?

Sara, soy yo, Martín.

¿¡Seras hijoputa!? Que cabrón eres. Espero que tengas una buena explicación, aunque aún si la tuvieras, en este momento te mataría con mis propias manos si te tuviera al alcance.

Perdóname.

¿Qué te perdone, so cabrón? Quien te tiene que perdonar es tu hija. ¡Venía para un fin de semana, joder! ¿Dónde cojones estás metido? ¿Tú quien coño te has creído que eres? Vaya mierda de padre. Ya no sé qué rollo contarle.

¿Cómo está Susana?

¿Pero te preocupa?

Claro que sí, chiqui. Te lo ex...

¡No me llames chiqui! Ya no tengo 5 años. Vamos, es que te estrellaba en la pared. ¿Esto ya lo tenías planeado, verdad? ¡Qué cabronazo que eres! ¿Me has tomado por gilipollas o qué? ¿Sabes lo que esto me supone? ¿Por qué me has tenido que elegir precisamente a mí?

Porque eras la única persona en quien podía confiar. Te juro que no hubiera hecho esto si hubiese tenido otra alternativa. Tengo que dejarte. Por favor, cuida de ella. Es lo que más quiero en esta vida. Por favor te lo pido...

No te preocupes, Susana está bien. Le he dicho que...

(Martín ha colgado.)

domingo, 31 de octubre de 2010

La horma de mi zapato

Mi hermano está decididamente loco de remate. O eso, o completamente desesperado. Uno de los dos ha de ser el motivo por el que se le ha ocurrido dejarme al cuidado de mi sobrina todo el fin de semana. Como yo paso olímpicamente de explicaciones y de todo el mundo, empezando por la mayoría de mi propia familia, le he dicho: no me expliques nada. Tengo el fin de semana libre, así que traela.

Vale, genial, si supiera donde vives.

Tienes razón, quedamos en el minero a la 1


Y aquí está, escudriñando todo. ¡Se parece un montón a mí, la hija de su madre! Empiezo a creerme esto de la herencia genética.

¿Por qué tienes una casa tan grande, tita Sara?

Pues no sé, Susana. Me imagino que por el mismo motivo que tú traes esa maleta tan grande para dos días. Tu padre es un desastre.

Susana se encoge de hombros y hace un mohín de indiferencia. Luego vuelve a sus "investigaciones".

"Limbonic art" ¿Esta es la música que te gusta? dice con un CD en las manos.

Estoy segura de que a ti no te gustará. ¿Quieres que pongamos música? Buscamos en internet lo que quieras, tengo el ordenador conectado a un equipo de sonido.

Vale, ponme la de Alejandro

¿Alejandro?

Sí, tita, la de la Lady Gaga.

¿¿Lady Gaga?? Quién es esa

¿No sabes quién es lady Gaga, tita?

Poniendo tan solo la palabra "alejandro" en youtube, es el primer resultado que sale: una especie de madonna a lo siglo XXI

Mi sobrina salta y canta: alejandroooooo, alejandroooooo, mientras yo mascullo entre dientes: con los huevoooooos colgandoooooo

¿Que cantas tita?

No, nada, nada. Y no me digas tita. Dime solo, Sara.

Vale tita.

anda ven, que tengo algo para tí, le digo

Sí, sí, siiiiii, grita mientras da saltitos y palmaditas a la vez.

Como mi hermano me había llamado temprano, tuve tiempo de pasarme a comprar un par de bagatelas con que entretenerla. Así que se me ocurrió comprar una caja con multitud de abalorios para hacer collares. A Susana se le hacen los ojos chiribitas cuando lo ve. Me quita la caja de las manos y la hace jirones en cuestión de segundos. Pronto tenemos hechos 3 collares de muchos colores y 2 bonitas pulseras. Qué bien tita, así te las podrás poner para ir a trabajar.

La verdad es que estoy asombrada de mí misma. Realmente no tenía ni idea de en qué se puede gastar el tiempo con una mocosa de 5 años. Ahora descubro que no es tan lela como yo me imaginaba.

Tita, tu casa no es tan rara como yo me imaginaba

¿Ah no? ¿Y cómo te la imaginabas?

Mi papá dice que eres una tía rara, una especie de meiga. ¿Qué es una meiga, tita?

Míralo que fino, una meiga. Recuérdame que despelleje a tu papá cuando lo vea. Y no me digas tita.

Sí tita, pero qué es una meiga. No has contestado a mi pregunta.

Una meiga es una bruja

Por eso, yo creía que tendrías fantasmas y muebles viejos, y telarañas y esas cosas, como en jalogüin. ¡Y calabazas!

Pues no cariño, ya ves que no. Mi casa es muy normal.

Sí, menos mal, porque si no me daría miedo quedarme aquí. Pero no. Eres muy guay, y muy guapa. Te pereces a mi papá

Sí, en las tetas (mascullo entre dientes)

¿Que dices tita?

Que no me llames tita.

Vale, como tú quieras, tita.

Agh. ¿Quieres merendar?

¡Vale!

¿Qué te apetece merendar? Tengo fruta, manzanas, plátanos... tengo yogures, flanes y bizcocho y magdalenas

Magdalenas, magdalenas, tita, y un colacao

Venga.

Mientras Susana tontea con la merienda, yo devoro unas 10 magdalenas y me tomo un café. Ella exclama: Tita, no quiero más... Yo no le hago caso y le pregunto: ¿Vas ya al colegio?

Si tita, tengo una mochila de hello kitty.

Esto ya no me pilla desprevenida, Esa jodida gata es más vieja que yo.

Qué bien, le digo distraidamente mientras me enciendo un cigarrillo. Nena, me voy a la ventana a fumarme un cigarro, termínate la magdalena, ¿eh?

Sí tita.

5 segundos después se acerca y me dice: ya está.

Aquí hay gato encerrado: no ha tenido tiempo material de comerse la magdalena, así que directamente me acerco al cubo de la basura, y allí está la magdalena.

Le digo: no teda vergüenza? esto no se hace

Susana rompe a llorar.

Ven aquí, le digo, y la siento en mis rodillas. Después de buscar una frase original sin éxito recurro al tradicional: mira nena, nosotros tenemos mucha suerte de tener qué comer, pero hay gente en el mundo que no tiene, y pasan hambre. La comida es muy importante para nosotros, y no la podemos desperdiciar, así que quiero que me prometas que nunca más vas a tirar comida a la basura.

Susana me mira fijamente a los ojos en completo silencio.

¿Lo has entendido?

Susana me mira fijamente.

Oh señor, esta niña tiene la misma forma de ser que yo. ¡Estoy perdida! pienso mientras aparento frialdad absoluta.

Mira Susana. Es muy importante esto de lo que te hablo, y quiero una respuesta. Así que mejor te vas a tu cuarto a reflexionar sobre ello y dentro de un rato hablamos

La llevo a un dormitorio infantil que nunca fue estrenado. ¡Haaaala qué chulería de cama!, grita Parece un castillo!

Déjate de rollos que estoy enfadada contigo. Cuando tengas algo que decirme, vienes. Salgo de la habitación y me voy al salón, me sirvo una copa de mi vino favorito y me siento en mi sofá favorito a escuchar mi música favorita.

Lullaby by The Cure on Grooveshark

Aproximadamente 2 horas después, aparece por la puerta sigilosamente, se acerca, y se tumba a mi lado.

Qué escuchas tita? es bonito...

The cure. La canción se titula: lullaby, que en inglés quiere decir, canción de cuna.

Te lo prometo tita, nunca más volveré a tirar comida a la basura.


Después de cinco minutos acariciandole el pelo le contesto: no me llames tita

Susana no contesta. Hace 4 minutos y medio que duerme profundamente.

jueves, 21 de octubre de 2010

Diálogo entre la vida y la muerte


Vida: ¿Pero qué has hecho? ¡Desgraciada! ¿Cómo se te ocurre?

Muerte: ¿Hecho el qué? ¿Acabar con ese sufrimiento antes de que se convirtiera en traumático?

Vida: Bonita manera de llamarlo. Eres malvada, no tienes justificación.

Muerte: Mira, niña, estoy un poco harta de tu arrogancia, de tu papel de buena. De mi papel de mala. Todo el mundo sabe que tarde o temprano ha de pasar por mis manos. Y yo me dedico a lo que sé. A aquello para lo que fui asignada a mi puesto. A llevarme a la gente que no tiene que seguir aquí.

Vida: Pero en este caso te has llevado a una persona buena.

Muerte: En este caso me he llevado a una persona que sufría. Me he llevado a una persona que quiso que, llegado el caso, viniera rápido a por ella. Un accidente de tráfico me lo puedes discutir, aunque hay algunos que se lo iban buscando, pero esto... ¿Cómo te atreves a llamarme malvada? Yo me apiado de las personas a las que no espera más que un sufrimiento infinito, que tú y tus secuaces os empeñais en prolongar cruelmente. ¿Es que te crees, que yo no lloro a veces cuando tengo que hacer mi trabajo?

(Lo siento tanto... No soporto verte triste)

lunes, 4 de octubre de 2010

El jardín de Ingrid



Fue hace un par de años cuando Ingrid advirtió por primera vez que la casa de la calle contigua, por la que pasaba todos los días cuatro veces, dos de ida y dos de vuelta, esa casa que tanto le gustaba, empezaba a dar signos de abandono. Tiempo atrás le gustaba sorprender a las mujeres del barrio extasiadas ante sus arriates, exclamando: "¡Qué preciosidad!" ante la contemplación de sus espectaculares rosales. Pero en aquella ocasión los mismos rosales empezaban a marchitarse, el caminito que conducía a la casa se llenó de malas hierbas, y las cartas empezaron a amontonarse en el escalón de granito que hacía de escolta a la desvencijjada cancela de hierro que la anciana dueña de la casa pintaba a brocha con paciencia, todas las primaveras, de un color gris metalizado que le daba cierta prestancia, aunque también un aire a lo viejo, en desuso, que la hacía meditar: "Es curioso. Esta mujer se pasa dos tardes enteras pintando esta verja para que en realidad a la gente más joven nos siga pareciendo igual de antigua y pasada de moda."

Ingrid preguntó a los vecinos de al lado, y éstos le explicaron que la mujer había muerto hacía cosa de dos meses: "Una tarde vino una ambulancia y se la llevó", le contestó un señor de unos 50 años en el quicio de la puerta, mientras se fumaba una aromática pipa. "Mi señora se ofreció a acompañarla en la ambulancia, y así fue. Pero cuando llegaron al hospital aparecieron por allí dos de sus hijos. le dieron las gracias a mi mujer por acompañarla y le dijeron que ya se hacían cargo ellos, ¿no es así, Gertrudis? Siiiiiii", se escuchó a una voz femenina contestar desde el fondo de la casa. "Gracias señor", contestó Ingrid, y se marchó.

Ingrid se dijo que aquello era demasiado bonito para dejarlo morir sin más, así que se propuso mantenerlo vivo, en la medida de sus posibilidades. Una tarde se acercó por allí con unas tijeras de podar y se entretuvo en podar los rosales y arrancar las malas hierbas. Como allí no había agua, inventó un sistema para llevar dos garrafas en su bicicleta, una a cada lado, como si fueran dos alforjas, y con el agua que llevó en ellas en los días siguientes, regaba las plantas. Pronto las flores recuperaron su color y su esplendor. La madreselva comenzó a brotar con mil flores blancas, y las brácteas de la buganvilla empezaron a invadir la tapia con su intenso color rosado, y posteriormente a superarla.

Pasó el tiempo y llegó la primavera, y el jardín era un auténtico vergel. Era curioso contemplar a Ingrid, delante de la casa, sentada en una vieja butaca de playa leyendo un libro a la sombra de una acacia, o hablándoles a las bignonias mientras don Ignacio, pipa en ristre, la observaba deleitado desde su balcón. Por aquel entonces ya doña Gertrudis le había prestado a Ingrid una manguera conectada al grifo de su propio jardín para que pudiera regar más cómodamente las plantas, y no tuviera que traer las pesadas garrafas desde su casa.

Pasó el tiempo y llegó el verano. El jardín resplandecía de verdor, de frescor y de cantos de pájaros que anidaban en las ramas de sus árboles. Doña Gertrudis un día invitó a Ingrid a cenar con ellos en su terraza. Este amable matrimonio tenía montado un cenador precioso, con una pérgola de la que colgaban miles, millones de racimos de flores lilas de una gigantesca wisteria que nacía en el jardín contiguo y trepaba por la fachada de doña Gertrudis y don Ignacio. "No sabes, niña, -le dijo doña Gertrudis a Ingrid- Lo que se disfruta este jardin por las noches, cuando tú te marchas. Ya era hora de que lo disfrutaras con nosotros una noche". Don Ignacio le dijo a Ingrid: "Hija, los hijos de la señora Prudencia van a poner la casa en venta, ¿Por qué no se la compras?"

Ingrid respondió: "No me parece una buena idea. Adoro este jardín, pero si fuera mío, no sería lo mismo". Tras tres segundos de silencio, y bajo la sorprendida mirada de don Ignacio y doña Gertrudis, Ingrid sonrió y desmintió: "que es bromaaaa. Ya me gustaría, pero no tengo un duro". Aquella noche hablaron, cantaron, rieron y brindaron hasta que los grillos, aburridos, se marcharon a dormir.

Y pasó el tiempo, y llegó el hijo de la señora Prudencia con un comprador. El comprador compró la casa, y poco después hizo solar todo el jardín y construir una piscina, y entregó los antiguamente preciosos metros de jardín a un feo y mal encarado perro guardián que ladraba a todo el que pasaba por delante de la casa, incluida Ingrid.

Gracias, Jorge, por tu valiosa información sobre plantas

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Carta a Violeta



Cuando tú naciste nadie te dijo que tu vida iba a ser tan corta. En realidad a mí tampoco me lo dijeron. He pasado muchos años maldiciéndome y preguntándome por qué no fui más lista y lo adiviné, por qué no me di cuenta, por qué no pude, o no supe evitarlo.

En días como éste, en los que no puedo engañar a la mente trabajando, porque si salgo a trabajar me pegarían una paliza (cosas de mayores) me siento a pensar, deshilachada, desinflada, agotada y triste, y me da por pensar que tal vez ese cielo del que tanto hablan exista, y resulta que me estás viendo desde ahí arriba, y te preguntarás por qué hago tantas tonterías... y entonces me da por llorar.

Pero luego pienso que ese cielo tuyo, es un lugar lleno de música alegre, de colorines, de juguetes y gominolas, y que te pasas el día saltando, y jugando y riendo. Y entonces me ves, y te preguntas por qué lloro.

Así que hoy he decidido que no voy a llorar más por esto. Que no me voy a culpar más. No sé si lo conseguiré, a decir verdad, pero te prometo intentarlo. ¿Vale?

Cuídate, mi amor.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Sola

Para una vez que tenía ganas de depender un poquito de alguien...

Estoy aquí parapetada detrás del sofá, apuntando a las sombras con el bote de raid en una mano, y el spray de pimienta en la otra. Necesito una llamada tuya, un ring ring que mate el maldito crujir de las contraventanas. ¡Aparece de un vez coño! ¿No ves que estoy sola y por primera vez en mi vida no me apetece estarlo? ¿Dónde te has metido?

lunes, 20 de septiembre de 2010

Angel



Ich habe heute gerade einen Engel getroffen. Engel exisitieren wirklich, anders als Du bisher meinst, aber sie haben nicht das Aussehen, das uns in der Schule beigebracht wurde. Engel strahlen einen positive Energie aus, die alles abdeckt. Es gibt Momente im Leben, wo du die Gelegenheit hast, einen von ihnen zu treffen. Eigentlich ist es ziemlich leicht, sie zu erkennen. Und das ist der Augenblick, alle Dingen liegen zu lassen, sich an ihrem Licht festzuhalten, und selbst los zu lassen.

Engel können nicht verhindern so zu sein wie sie sind. Sie können nicht ein Gesicht zeigen, das sie nicht habe, da sie gut geboren sind, und so ist eine Interaktion mit ihnen immer Gewinn bringend. Die 3 Stunden die ich mit ihr verbracht habe, haben meine Batterien aufgeladen, um mich herum Energie versprühend, so das alles um mich herum jetzt hell und wohl duftend ist.

Manchmal leuchten Engel in Form einer Stewerdess auf.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Ausencia




Lo malo de los túneles es que los hay muy largos, y que no tienes idea de cuánto queda para salir de ellos hasta que divisas a lo lejos la luz que te deslumbra desde la boca de salida. A menudo pienso si será posible relajarse, pararse un rato en la cuneta y ver las estrellas en medio de esa inmensa oscuridad, o si, por el contrario, esto solo serviría para conseguir que tardemos aún más en atravesarlo.

Calada.

La cosa es que hace rato que llegué y deshice las maletas, y ahora estoy aquí sentada en el alféizar de la ventana, fumándome un cigarro y contemplando de reojo a Roxanne, mientras me pregunto dónde estás.

Calada.

Tengo la impresión de que algo ha cambiado en mí, de que ya no soy la misma de antes, y que probablemente esto sea para mejor, porque mis sensaciones son, no diría más agradables, pero sí más serenas.

Calada.

Así que podría pasar horas mirando a esta chiquita, que es tan observadora e inocente, igual que puedo pasar horas releyendo tus cosas, y descubriendo cada día un matiz más, o pensando en túneles y salidas, ensimismada en mi ventana, mientras llueve a mares.

Calada.

Igual, la cuestión no es salir del túnel, sino estar bien acompañado. Igual, qué más da. ¿Y si nos quedáramos en él? ¿Cuál sería la diferencia? Pienso, pienso y pienso, y no hallo las respuestas. Llueve, llueve y llueve, y la lluvia no trae las respuestas; sólo salpicones. ¿Sería tan importante encontrar esa maldita salida?

Calada.

Mato el tiempo y mi soledad, dando caladas a mi cigarro. Por primera vez en muchos años, la soledad me resulta molesta. Apuro el cigarrillo y vuelvo a preguntarme de nuevo dónde estás, mientras yo permanezco aquí sentada en el quicio de la ventana, pensando en ti.

Calada. Hasta los huesos.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Energy



Esto es como el columpio de la feria que te ha estado tonteando un par de vueltitas. Vamos a empezar a meterle velocidad al artefacto. A ver quién aguanta el ritmo sin marearse. El ritmo de la energía.

Energía para cambiar las cosas. Energía para esparcirla. Inconscientemente, igual que las flores esparcen su polen.

Gente capaz de transmitir esa energía, de hacerla fértil, de mirar al mundo con ese optimismo, y plantear las cosas de un modo diferente, hasta hoy nunca imaginado, pero tan fácil a la vez. Mientras quede una sola fuente de energía toda esta gentuza no tiene nada que hacer. No captan. No comprenden la esencia de la vida, del ser humano. Se creen que sí, pero son unos desgraciados.

Y yo me alegro de conocer gente que irradia esa energía, capaz de cambiar las cosas. Y algún día esa energía lo inundará todo. Y no seremos libres, porque ya lo somos, siempre lo hemos sido, y estos merluzos no lo entienden; que los verdaderos esclavos son ellos.

Saca tu cristal de color, y miralo todo desde una nueva perspectiva. Porque hay otros caminos. Y la gente con energía sabe encontrarlos. Verás que las cosas no tienen por qué ser de ese modo.

Y esta se la dedico a mis dos brujas

lunes, 6 de septiembre de 2010

El encargo


¿Os habíais fijado alguna vez en que la soledad no consiste tanto en estar solo como en no estar acompañado de quien realmente quieres estarlo?

¿Alguna vez os habéis dado cuenta de la cantidad de lágrimas que se derraman en las escaleras anti-incendios de los hospitales? ¿Y la cantidad de colillas semiapagadas que caen al vacío rebotando en esos suelos enrejados, planta a planta? ¿A dónde irán? ¿Seguirán una trayectoria predeterminada en alguna parte? ¿Dónde volverá a reencarnarse esa materia que los compone, una vez descompuestos? Yo pienso a menudo en ésta, y muchas otras cosas. Pienso en esas manchas de ceniza que los familiares dejan en las fachadas al apagar sus cigarrillos precipitadamente. Pienso en cosas estúpidas, pero luego a veces las cuento ¡y me dicen que soy genial!

Deberíamos pensar más en cosas triviales y aparentemente insignificantes. Así seríamos geniales todos.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Lluvia de hormonas

Entra, toca, muerde, arranca, palpa, saborea, grita, aprieta, siente, restriega, susurra, bebe, rie, acaricia, mira, mueve, llora, besa, aúlla, ¡¡¡síííííííííííííííí!!!. ¡Joder, joder JODER, SÍ! Soy toda tuya hasta que amanezca. Deja que te mire, deja que te sienta, que mi piel se funda con la tuya, y mi sudor origine con el tuyo una nueva aleación química. Deja que te toque, que te inmunice a besos contra el amor y otros desafortunados males, que me emborrache de ese aroma tuyo que nos ha arrastrado a esta cama, que acaricie tu cuerpo, buscando a tientas mi autocontrol, para caer, al final, rendida sobre tu pecho, y decidir que es el momento de sacar las fantasías a que les dé el aire. Eres como un caballo desbocado, enloquecido por mi hambre de sexo; tu apasionamiento me vuelve loca, y yo soy como esa niña incapaz de negarse a aceptar el caramelo que le ofrece la abuela besucona. ¿Qué le vamos a hacer?.

Aún me tiemblan las piernas.

domingo, 29 de agosto de 2010

Medianoche


Por el motivo que sea, me he despertado. No hay nada anormal, así que imagino que algún sonido breve pero intenso me ha sacado del profundo estado de sueño. Trato de hacer memoria, y tengo la lejana sensación de que alguien suspiraba, o tal vez lloraba, en los últimos compases de mi pesadilla. Ya no me despierto llorando. Ya no me despierto asustada y temblando como antes. Simplemente me despierto. He llegado a acostumbrarme, supongo. Miro a mi alrededor. Todo está en calma. La penumbra de mi dormitorio, la ropa tirada por el suelo, los 7 vestidos desechados la noche anterior, todos colgando de las puertas abiertas del ropero. El rayo de luz de luna, que se entrecruza con el de la farola de neón, dibujando 3 caprichosos triángulos de diferentes tonalidades, y que proyectan sobre el espejo una espectral imágen, esa luz difusa que hace que cuando me despierte, y lo primero que vea sea ese fulgor intenso que proviene del mismo, crea que estoy mirando hacia el lado contrario. Todo está inmóvil, sigue en su sitio, como siempre. Es la hora. Ahora lo veo claro. Mi vista empieza a enfocarse, así que de un salto abandono la cama, y en unas décimas de segundo miro hacia el cóctel de calor, sudor, y sábanas retorcidas, con ese aspecto tan poco acogedor, y me pregunto cómo podía estar agusto ahí tumbada. No podría volver a meterme ahí aunque quisiera. Es como si pretendiese secarme con una toalla mojada. Me estiro como si pretendiera alcanzar el techo con las manos, y siento mis articulaciones crujir. Estoy preparada, me susurro a mí misma. Me agacho y a tientas busco debajo de la cama mis zapatillas, con la mano derecha, mientras con la izquierda me apoyo en el colchón, como si pretendiera evitar que un agujero negro escondido debajo del canapé, me absorbiera.

Salgo del dormitorio y al abrir la puerta una corriente de aire azota mi cabello, y, no sé por qué motivo, de repente recuerdo que éste es negro. Y pienso en que me gusta que sea así. Dicen que es importante que una se guste a sí misma, aunque yo no lo termino de tener del todo claro, porque para mí, la belleza es aquello que se proyecta en los demás. Subo las escaleras, encendiendo a mi paso las luces, y comprobando que el polvo se acumula en los pasamanos de la barandilla. He de llamar a Natalia, apunto mentalmente. Arriba, en la buhardilla, el silencio domina, lo cual acrecienta mi paz. A veces los ruidos estridentes serían capaces de volverme loca. Así que todo está bien. Es bueno vivir de noche. Eso que te ahorras entre gilipollas y engreidos.

El taller está en calma. El ligero olor a pegamento me embriaga. Es algo positivo. Hace mucho tiempo descubrí lo útil que es abandonarse de vez en cuando al goce de los sentidos, y la cantidad inmensa de beneficios que pueden proporcionarte. Tal vez si no fuera por esto, no sería capaz de hacer estas fusiones que tanto os gustan a algunos: Para pulsar el dichoso botón, primero tengo que disfrutar yo a rabiar, si no, no me vale.

Me descalzo, y me adentro en el taller. Sobre el soporte que yo misma diseñé y construí a base de soldador y martillo, descansan, fieles y pacientes mis dos alas. Blancas, impresionantes, bellas, majestuosas, las artífices de esa sorprendente metamorfosis. Sólo me queda acercarme y fundirme con ellas. No sabría describiros la sensación exacta, pero de pronto noto una especie de extraña mezcla entre el ligero aumento de peso de mi cuerpo, el casi imperceptible cosquilleo en mis omóplatos, y la liviandad, la volatilidad que esto me provoca. Súbitamente todas mis heridas sanan, todas mis cicatrices se difuminan; no se borran, pero dejan de tener relevancia. Al instante estoy suspendida, y mis pies ya no ejercen más que una mínima presión sobre el suelo. Me dirijo al ventanal, y despliego las contraventanas por completo. Abro los picaportes, que responden con un chirrido, aparto con brusquedad las correderas hacia los lados, y con un solo paso adelante, estoy rodeada de estrellas y aire fresco.

Un enérgico salto y... ¡a volar!

Volveré. Para vosotros, de momento, el resto ya es cosa del bueno de Alan. Él se queda. Yo ya me he ido. Cerrad los ojos, poneos en mi lugar, e imaginad el vuelo. Ahora ya no es cosa de Alan: ahora es cosa vuestra.

sábado, 28 de agosto de 2010

Duerme

Duerme, duerme, corazón. Pocas cosas hay en esta vida que me hagan sentir tanta paz como contemplarte mientras duermes. Tu respiración, tan silenciosa, tan musical, tan relajante, me hace sentir bien, me hace sentir poderosa, Tú cuidas de mí, yo cuido de ti. Es como si fuera tu madre, tu hermana, tu novia, tu hija, tu amiga... todo a la vez. Aquí estoy yo, y ahí estás tú. Y la luna, que se cuela por las ventanas, para decirme que somos reales; que tú y yo, somos indestructibles.

viernes, 27 de agosto de 2010

El juguete roto

El único juguete al que esta humilde sociópata insoportable había cogido verdadero afecto en toda su vida adulta, se rompió ayer en mil pedazos.

La sensación de que algo que no debía romperse se ha roto, es insoportable para mí, por insignificante que sea ese algo. Ya he sufrido varias pérdidas, y no quiero sufrir más.

Gracias, gracias por todos esos emails mandando besos y abrazos, y pidiéndome que publique aquí ese relato que se quedó fuera de concurso por culpa de un malentendido. Me resulta difícil de creer que seáis tantos, y que hayáis entendido la ilusión que tenía puesta en esto, no sé qué decir, de verdad. Gracias, gracias.

Y gracias a ti, porque, joder, he pasado la mitad de mi vida esperando que alguien haga por mí lo que tú hiciste anoche. Tú conoces mejor que yo misma la combinación de esta maldita caja fuerte. Gracias.

Así que ahí lo tenéis, el secreto de Rebeca:

Ruido de aplausos que se van ahogando. Hace... (siguen los aplausos) Hace 5 años una chica completamente desconocida apareció en la escena al ser subida al escenario al azar por el famoso cantante Brian Levy, en una de sus histriónicas representaciones. Brian pidió a la chica que le acompañase cantando a duo con él su famoso “hand on your knee”. Para el asombro de todos, la chica cantó con una voz tan impresionante, que el cantante, tras arrodillarse ante ella, se retiró del escenario, dejando que la chica terminara el tema ella sola, ante la ovación desatada del público. 5 años depués, la chica se ha convertido en una de las artistas más respetadas y famosas del panorama musical. Señoras y señores, con todos ustedes: ¡¡Rebeca Portman!! (Aplausos.)

Buenas noches y bienvenida, Rebeca, al show de Tracy Saint:

Muchas gracias, Tracy

Por lo que me han dicho, estarás actuando el 26 de septiembre ¡en el Royal Albert Hall! Las entradas llevan semanas agotadas. ¿Qué se siente cuando vas a llenar un lugar tan importante?

La verdad es que una alegría inmensa. Ten en cuenta que yo hace 5 años no era nadie, ni siquiera se me había pasado por la cabeza el acudir al Albert Hall, ni como espectadora. Pensar en que voy a asomarme al escenario, y me voy a encontrar a tanta gente esperando oírme cantar, es indescriptible.

El título del nuevo álbum, juguetes rotos, el mismo título del single, que ya hace días que suena en la radio.

Sí, efectivamente.

¿Qué juguetes se le han roto a Rebeca Portman?

Pues varios, varios.

Tracy se coloca sus gafas y lee: “Sentada en el quicio de la desesperanza, contemplo en silencio todos mis juguetes rotos, recompongo puzzles con piezas perdidas, mientras las lágrimas arrasan mis ojos” El público aplaude.

Es precioso esto. Mójate un poco ¿A qué te refieres exactamente?

Rebeca vacila durante unos breves instantes y luego responde: Pues a mi matrimonio.

¿A tu matrimonio? Señoras y señores, no lo creerán, pero les juro que yo me acabo de enterar. ¿Estás casada, Rebeca?

Lo estuve. Ahora estoy divorciada

Queridos telespectadores, permitanme que me reponga. Rebeca, ¿eres consciente de que estás haciendo explotar en mis manos una noticia bomba? Rebeca Portman, hasta día de hoy era conocida como una soltera de oro.

Pues que se vayan olvidando, porque nunca más en la vida me pienso casar.

¿Por qué, Rebeca?

Mira, yo me casé con 19 años. Era una chica ingenua, bastante pava, y me enamoré de un chico de mi barrio. Salimos varias veces, y bueno, cuando me quedé embarazada...

¡Un momento! Interrumpe Tracy... ¿tienes hijos?

Sí, uno.

¡Por el amor de Dios, Rebeca, hoy me quieres matar a sobresaltos! El público ríe.

Tampoco tiene mucho sentido encerrar mis datos vitales en un búnker. No vendo mi vida privada, pero sí prefiero que algunas cosas salgan a la luz porque las quiera contar yo.

¿Puedo preguntarte qué fue lo que pasó con tu matrimonio? ¿Por qué no funcionó? ¿Tiene algo que ver con la temática del álbum “juguetes rotos”?

Totalmente, Tracy. Cuando el niño cumplió 4 años, mi ex marido llegó un día a casa y me pidió el divorcio. Al principio creí que era una broma. Luego lloré, pataleé, me desesperé, me arrodillé y le supliqué. Yo le quería con locura, pero él no se avenía a razones. Al final me confesó que había otra. Así que se fue con ella. Le llamé varias veces, le pedí que por favor viniera y nos sentáramos a hablar, le decía que seguro que podíamos arreglarlo, que yo le perdonaba.

Pero tu actitud en la letra de la canción parece ser otra: y leo textualmente: “Todo está ya muerto, sólo son flores pisoteadas.”

Claro. Porque hace un tiempo que quiso volver.

Ahá, y tú no, es evidente. Famosa, rica...

No, no te creas, no es eso exactamente. Él no es así. El problema es que me dejó de querer, que me rompió el corazón cuando más le amaba. Mira Tracy, cuando yo era niña tenía una muñeca preciosa, a la que llamé Sally. Yo la adoraba y dormía con ella todas las noches. De hecho creo que una vez no aparecía y no podía dormir... mi pobre padre estuvo 3 horas buscándola por todos los rincones de la casa hasta que apareció debajo de un sofá. Un día vino una amiga del colegio a mi casa. Yo me llevaba muy mal con ella porque era una maleducada, pero sus padres, que eran encantadores, se llevaban muy bien con los míos. Maude, que así se llamaba la niña, en un momento dado me quitó a Sally. Yo le pedí por favor que me la devolviera, le ofrecí todos mis juguetes, pero por favor, le dije, no le hagas daño a mi Sally. Maude salió corriendo con ella. Yo fui llorando a mis padres y les dije lo que pasaba. Los padres de Maude la llamaron y la hicieron venir, obligándola a devolverme a Sally. Pero Maude, en un arrebato de mala idea, le arrancó delante de todos la cabeza, y luego me la tendió diciendo: ahí tienes a tu estúpida muñeca.

¿Ya no tenía arreglo, verdad, Rebeca?

Exacto, y fue eso exactamente lo que le contesté a mi ex-marido cuando quiso volver. En su día lloré y supliqué al cielo para que recapacitase antes de que nuestro hijo tuviera que pasar el trago de saber que sus padres se separaban. Pero eso no ocurrió. Así que el día que vino con el rabo entre las piernas le contesté: ¿Sabes lo que te digo? ¡Que te metas la jodida muñeca por donde te quepa!

jueves, 19 de agosto de 2010

Encerrados en el ascensor

¡Vaya! Ahora se va la luz.

Tranquilo. Quedarse encerrado en un ascensor no es el fin del mundo. ¿Tienes claustrofobia?

No.

¿Miedo a la oscuridad?

No, Simplemente voy a una cita a la que no puedo faltar.

¿Ah, tú también vas a la boda?

sí, ¿y tu?

¿Claro, no creerás que todos los días voy vestida así?

Espectacular, si me lo permites decirlo.

Anda ya, te lo permitré porque estás un poco nervioso.

¿Así que tú eres amiga de Mariví?

No exactamente. Somos compañeras de trabajo.

¡Ahhh! O sea que las dos trabajais en...

Sí, exactamente, en la jungla de cristal

Ja,ja,ja, qué sentido del humor tenéis para trabajar en ese infierno. Mariví muchas veces habla pestes. Dice que la jefa es una pesadilla. Muy exigente, estúpida y un poco rara.

Sí, eso he escuchado yo. Extravagante, ¿verdad?

Ya te digo. Una gótica de esas que siempre van de negro. Una tía rara, vamos.

Hay que ver. ¿Y tú, en que trabajas?

Pues yo trabajo en un mayorista de viajes. Ya sabes, vendemos paquetes a las agencias.

Sí, me suena eso.

Es mitad burocracia, mitad comercial. Un poco rollo, qué quieres que te diga.

Al menos te conseguirás viajecitos baratos, ¿no?

No te creas, no nos regalan nada, pero sí, la verdad, si veo alguna cosa interesante siempre tengo opción a pillarmela. En un viaje de esos conocí a Mariví.

O sea, que tú eres como yo, conocido de la novia

Sí, claro.

Yo me quedé un poco alucinada cuando me dijo que se casaba. Se supone que ella no creía en el matrimonio, y que siempre sería muy independiente. Pero mira, al final va y se ata, y todavía si fuera con un tío en condiciones, pero me temo por lo que tengo entendido, que el tio es un capullo integral.

Bueno, no sé, no creas todo lo que te dicen. La gente está llena de prejuicios.

Vaya, parece que esto echa a andar

Sí, menos mal que ha vuelto la luz.

Bueno, igual luego coincidimos por ahí en el convite.

Sí, será un placer echar una copa. Encantado de conocerte: Soy Alex, el capullo integral.

¡Oh! Un placer, yo soy Sara, la gótica estúpida.

domingo, 15 de agosto de 2010

Hasta luego

1) Zapatos grises de charol de Mario Bologna con tacón de 10 cm. Vestido gris drapeado diagonal de Givenchy. No te acostumbres.

2)

Prometo tener cuidado. Descuidad. Hasta ahorita mismo.

El vestido

Me sigo preguntando si lo habré soñado. Viniste.

¡Viniste!

Tocaste a la puerta, como si cualquier cosa. Nada más verte ya sabía que eras tú. Lo leí en tus ojos. Quiero mostrarte algo, me dijsite. Yo sabía que no iríamos cerca.

¿Te gusta hacer kilómetros verdad? ¡Ja! ¡Lo sabía!, pensé.

Lo que hablamos por el camino no le interesa a nadie.

Lo tenías todo planeado. En poco más de hora y media llegamos a esa vieja gasolinera abandonada. Y cumpliste lo prometido. Pusiste la nieve y el mar a mis pies a la vez. Y entonces me dijiste: ya es hora de hacer cambios, mientras me tendías esa elegante bolsa de papel y, mirándome a los ojos añadiste: puedes cambiarte en la gasolinera, la puerta de atrás está abierta.

¡Un vestido! ¡Un vestido de flores!. En mi vida me he puesto esto. Pero algo me dijo que sí, que debía hacerlo, ponerme ese vestido, sabía que podía confiar en ti. De repente ya no me parecía tan mala idea, y así, de esa guisa, salí a tu encuentro.

Y no sé si sería el sol que me daba en la cara y me deslumbraba, o el aire, que hacía volar mi pelo, y azotaba el vuelo del vestido, como en las películas, pero de poco importó lo tosco de las botas, que no pegaban ni con cola: Te acercaste a mí y exclamaste: ¡Dios! ¡Eres preciosa!

Y por primera vez, me lo creí.

Y por primera vez, me sentí preciosa.

Ven conmigo, dijiste, y de nuevo nos subimos al coche.

¡Espera!, te dije, mientras me volvía a bajar: ¡¡¡mis vaqueros!!! te grité mientras corría hacia la gasolinera.

Quince minutos después estábamos en ese lugar, las cazoletas, las cazuelas, como se llamase, no me acuerdo bien. Solo recuerdo que había una gigantesca señal que ponía: prohibido el paso, propiedad privada. Y yo te dije: oye, ahí pone que es propiedad privada, esto tiene un dueño. Y tú, sin inmutarte contestaste: sí, tú. Y llegamos a ese banco de piedra al borde del barranco. ¡Qué vistas!

Todo esto es tuyo, solo por este rato, pero es tuyo. Te lo regalo yo, que tengo mucho morro. Lo he robado para ti. ¿No robas tú derechos de autor de canciones? Pues yo robo paisajes. Y este lo pongo a tus pies. Eres la reina del lugar. Solo por un ratito. A ver quién coño se atreve a venir a reclamártelo.

Pongo esa canción porque es la que sonaba en tu coche en el momento más bonito de la tarde para mí. Me ha costado encontrarla, pero seguí tu astuto truco de quedarse con un trozo de la letra y buscar en google.

viernes, 13 de agosto de 2010

El trabajito de Juan Manuel

Atendiendo a la gentil petición de mi querido amigo, el inimitable histrión conocido con el apodo de Rombo, publico esto, que me temo que al pobre Juan Manuel le va a provocar una avalancha incalculable de peticiones. La foto es mala, lo sé, pero es que no sabes lo difícil que es hacerse una misma una foto del coño. Estuve pensando en una solución, pero presentarme a mi vecino con una cámara y diciéndole: ¿te importaría hacerme una foto del coño?, me temí que pudiera ser malinterpretado.

A propósito, niño escritor, siento comunicarte que hice a Juan Manuel firmar un contrato de confidencialidad bastante clarito, que leyó y releyó atentamente, y firmó sin rechistar cuando vio el montante de la suma que estaba dispuesta a pagarle a cambio de sus servicios. Entre las cláusulas está una que le obliga a personarse en Granada en un plazo no superior a dos semanas, para hacer un trabajito extra. Por eso, supongo, que estará de minivacaciones, recuperando fuerzas. Solo está autorizado a reconocer que estuvo en Linares. Entre otras cosas porque, harta de Burruezo, le sugerí que agregara a su repertorio el himno del CD Linares


Y en definitiva, sobre el trabajo del estupendo jardinero del púbis, que cada cual opine lo que quiera. Les recuerdo que estaba muy borracha. Cuando vi el resultado, le pregunté: ¿esto le pedí yo anoche? Sí, señorita, exactamente eso, me contestó, mientras recogía su instrumental.

Desde los 15 soy una mujer de negocios, he visto de todo, y tengo que reconocer que fue un placer estrechar la mano de este santo.

jueves, 12 de agosto de 2010

Ya puestos, relato erótico

Pido perdon a mis seguidores habituales por este curioso cambio de registro, pero hoy estoy bastante flamenca.

No sé que hora será, pero sí sé que la luz se filtra por las cortinas, así que es de día. Cuando estoy medio dormida no controlo estas cosas, y ni sé la hora que es, ni me importa, ni soy capaz de abrir los ojos en un buen rato. Sólo recuerdo que anoche llegué a casa bastante borracha y emporrada, y que me senté en el salón con el portátil encima de las piernas, leí varios blogs, aunque no me atreví a comentar, de colocada que estaba, no sé que hubiera dicho. Luego hice varias llamadas de teléfono que no recuerdo, y me quedé dormida en el sofá.

Y ahora sólo noto que la luz del día hiere mis párpados, a juzgar por el tono rojizo que advierto que se clava en mis retinas. Pero noto algo más. Noto que alguien me está levantando el vestido con mucho mimo, suavemente, mientras empieza a sonar de fondo una hermosa música con base de guitarra española, que me recuerda lejanamente al concierto de aranjuez, aunque sé que no es.

¡Vaya!, pienso, se ve que no me vine a casa sola. Espero que este merluzo, sea quien sea, no se haya puesto a prepararme un desayunito de enamorados, porque me revienta eso. De momento me gusta lo que hace. sigo haciéndome la dormida, sin abrir para nada los ojos, y me dejo hacer. El ambiente es agradable, y siempre gusta comenzar el día con un buen polvo. Me estoy empezando a poner bastante choni, porque sin más contemplaciones, mi desconocido visitante me está quitando suavemente las bragas. "este va al grano, pienso, no se corta un pelo.

Siento cómo mis bragas se deslizan lentamente por mis tobillos, y cómo de pronto, quienquiera que sea abre una especie de estuche de velcro, RAAAS, y luego escucho un sonido familiar: CLIC CLIC... ¡¡Joder, unas tijeras!!! ¡¡¿Qué coño...?!! Abro los ojos, y allí está él, con su sempiterna sonrisa y sus tijeras en la mano: ¡¡Es Juan Manuel!!, ¡¡¡el jardinero del púbis!!!

¡¡Pero qué cojones hace usted aquííííí!! Le grito.

Usted me llamó, señorita. Y me permito sugerirle que la próxima vez lo haga a una hora menos intempestiva. Suerte que me prometió usted pagarme en oro molido si venía a domicilio, y lo más importante, que es jueves y no miércoles, que como usted sabrá, es mi día libre. Pero me llamó usted a las 3 de la madrugada.

Bueno, bueno, bueno, si es así, replico, haga usted su trabajo. ¿Puedo confiar en usted?

Plenamente, señorita.

Así que me relajo y me dejo hacer. Ciertamente este tipo es un artista. Sentada frente al ordenador mientras escribo estas lineas, me acaricio el monte de venus y pienso que este tipo es un genio. ¡Qué fresquito!

Cuanto me alegro de leer el blog de Rombo. Por cierto, querido niño escritor, espero que no me denuncies por plagio. Es un pequeño homenaje a mis dos fieles niños escritores.

martes, 10 de agosto de 2010

Entra

Entra, pasa, siéntate, ponte cómodo.
No te asustes, soy yo, solo que un poco cambiada. Hoy vas a encontrar cosas poco habituales.
Descorcha esa botella, es para ti. Es para mí, es para nosotros, para tú y yo, para yo y tú. Da igual el orden, pero cuando acabemos ha de estar vacía. Ábrela, venga, no tengas dudas. Todo aquello que esperabas, hoy se va a hacer realidad. Lo esperabas, pero no te lo esperabas, ¿verdad?
Sírvete una copa. Sírvete, sírveme, sírvenos. Emprende ese camino y atraviesa la barrera con los ojos cerrados. Hoy te esperan momentos de placer inmenso. Voy a comprobar si esas delicias de las que me hablaron son verdad. Y tú también.
Sorprendido, ¿eh? Entra al mundo de mis fantasías. Te lo has ganado. Espero no tener que echarte de él a patadas.
Este es sólo el comienzo. Hoy me siento especial, y tú lo vas a pagar. Algo ha cambiado, no sé lo que es, pero me gusta. ¿Por qué coño toda la vida huyendo de los finales felices?

domingo, 1 de agosto de 2010

¿Quién ha sido?

Ayer me di un baño considerable de sol en una playa virgen de la localidad de San José, en la comarca del cabo de Gata, de Almería. Cuando volví a por mi coche, aparcado en una explanada cercana, me di cuenta de que no me quedaba tabaco, así que me dirigí a un cafe bar que había allí al lado, llamado "el palmar". Después de sacar el tabaco, me acerqué a la barra, y el camarero, abriendo un botellín de coca-cola muy muy frío (mi bebida favorita cuando hace calor), lo puso frente a mí y me dijo: ¿Sin vaso verdad? Te han invitado.

Estupefacta, le pregunté: ¿quién?

La chica con la que te cruzaste en la puerta.

¿Quién demonios...? Exclamé mientras me asomaba a la puerta para no ver a nadie. Mientras tanto, en el bar empezó a sonar esto



Muy graciosos ¿Quién ha sido?

viernes, 16 de julio de 2010

El rinconcito de Sara

Sentadita, en mi sillita de anea, ahora me acabo de dar cuenta, que

aquí, solita, (lee más despacio)

realmente, es como más feliz soy

aquí, solita, es como más agusto estoy.


Palacio privado para el disfrute

retiro de los sentidos, apartado de las miradas (¡más despaaaacio, coño!)

aquí, donde nadie me molesta

donde nadie me importuna

observo sin ser observada

sin ser juzgada.

martes, 13 de julio de 2010

Lorena

Se ha apagado la luz, Lorena

No, no busques el interruptor

Abre los ojos y asume la realidad

Lorena

La realidad es que seguimos siendo

unos egoistas medio ciegos, Lorena

que miramos a otro lado por comodidad

que nos preocupan las mayores estupideces.

Yo quería que sepas, Lorena

Que aquí estoy hoy, para decirles

a mis amigos, a los pocos que leen esto

Que como siempre, se van los buenos

se van antes de tiempo, para decirles

que siento que tu muerte no está vacía

que no es estéril, que tiene que haber

por narices servido de algo, Lorena.


No sé qué más decir, Lorena, ni cómo.

Cuando las cosas me tocan ya no escribo tan bien.

sábado, 3 de julio de 2010

Diferencias de género

Pensaba en cómo me gustaría que nos cruzáramos por la calle, y nos mirásemos, y él me mirara con cara de "estoy pensando lo mismo que tú, y la respuesta es sí".

Pensaba en lo que me gustaría que yo le dijera: vienes?, y él contestara: Claro!

Pensaba en lo que me gustaría que él me acariciara, y me mirara sonriendo, y me dijera: "cuánto me alegro de estar aquí contigo".

Pensaba en lo que me gustaría que él me quitara poco a poco toda la ropa, y recorriese mi cuerpo de arriba abajo con sus labios.

Qué sexy, no?


Ahí va la mía. (Y ahora déjame escribir sobre el verano, ja,ja,ja)

viernes, 18 de junio de 2010

The 7th stranger


Casi puedo verte, ahí, sentado delante de tu ordenador. No ha llamado, ¿verdad? Pero eso ya lo sabías tú. El sms era lo menos que podía hacer. Mira amor, mañana estaré muy lejos, porque tengo unos ineludibles compromisos, pero te prometo que en este momento estoy sentada en mi taller ajustándome las alas para ir esta noche a darte un beso en la sien.

Tendrá que ser cuando estés dormido, porque tú ya sabes que tú y yo no nos podremos ver nunca, pero te juro que esta noche mis alas te arroparán, y mañana te despertarás contando un hermoso sueño que has tenido. Apúntalo en una libreta que dejarás en tu mesita de noche, para que no se te olvide. Quiero leer eso.

Es necesario encender esas velas, que quemen el oxígeno a su alrededor y difundan el perfume que huele igual que tu alma. Es necesario alzar una llama y ondearla en el viento para que todos la vean. Es necesario que me asome a la azotea de mi casa, y antes de emprender el vuelo, grite con todas mis fuerzas, emita un grito desgarrador que lo oiga todo el mundo. Todo el mundo.

¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!

Mi corazón tiene una misión más que cumplir, y creí que jamás tendría la oportunidad de decir esto, porque es algo que me hace sentirme viva de nuevo, después de tantos, tantos años. Después de todo este tiempo, lo he comprendido. Hay niños que no deberían sufrir, hay mujeres que no deberían llorar, hay sensibilidades que no habría que herir. Y esa es mi misión. Hoy me erijo oficialmente en abanderada de las almas torturadas, atormentadas, heridas, de muerte o no, ahogadas, pisoteadas.

Y voy a empezar por la tuya. Cambiaré mi nombre esta noche, y lo miraré todo por primera vez desde los ojos de un extraño, a cambio de que tú me prometas que no dejarás de perseguir los arcoiris.

No cierres esta noche, la ventana de tu dormitorio. Nadie nunca había puesto en mis manos un tesoro tan preciado. Te debo la vida. Tú dices que esta canción es un himno. Pues esta noche es para tí. En serio. Hacía tiempo que una canción no me emocionaba hasta hacerme llorar, así que he robado los derechos de autor para tí, solo por esta noche, es tuya.
Feliz cumpleaños. Me hiciste prometer que no lo soltaría, pero no lo va a leer nadie.

domingo, 13 de junio de 2010

sábado, 12 de junio de 2010

Chochotriste

Volví a verte esta mañana, cargada con mis maletas, tú con tu autosuficiencia, saliendo del recinto, con la mirada siempre muy altiva, tanto que ni siquiera me viste, querida chochotriste

Sabes que nunca me has caido bien: eras tan guay tú, tan alta, tan rubia, tan guapa, tan buena que estabas, tan todo, tú, que no tenías el menor reparo en reirte de los que te admiraban. Tenías ese toque mágico, pero qué pronto lo perdiste, infame chochotriste

Tú sigues siendo perfecta, estupenda, maravillosa. Es evidente que hace tiempo que no te miras a un espejo. Vendes tu honra a cualquiera, a cambio de un puñado de palabras bonitas, que a su vez desprecias, a condición de que sea siempre la persona equivocada. Ni sabes quien te desnuda, ni siquiera quién te viste, indolente chochotriste

El tiempo ha pasado y nos ha puesto a todas en nuestro sitio. A mí con mi solitaria pena. A tí con tu miseria, en tu mundo inconsistente de mentiras , chascarrillos y baratijas. Sigue en tu torre de marfil, donde no te faltará el idiota que te adule, el pusilánime canario enjaulado que mate tu aburrimiento con su canto, a cambio de un rato de charla, una vana esperanza, y un puñado de alpiste, abúlica chochotriste.

Eres patética.

sábado, 5 de junio de 2010

El fin

En un rincón oscuro, cogidos de la mano. Hay que ver, donde nos vemos. Creimos que esto no ocurriría, pero al final, aquí está. No éramos inmunes. Amenazaron y cumplieron. Y al final lanzaron la maldita bomba. Y aquí estamos en esta mierda de refugio construido con unas viejas maderas, que no nos va a servir para nada más que agonizar en un agujero. Todo está invadido de una densa niebla de olor repugnante, y ya no puedo verte. Instintivamente me aferro a tu mano, y tú aprietas la mía. De pronto me doy cuenta de que no tengo miedo a morir, pero sí me invade un terror indescriptible a que algo me separe de ti, mi amor. Tanto que nos costó llegar a nuestros pequeños puertos, y unos malditos bastardos han tenido que decidir por nosotros. Apenas puedo respirar, pero abro la boca para decir: "te quiero". Tú no contestas. Necesito sentir que sigues ahí. Me tumbo y recuesto mi cabeza sobre tu regazo. Y repito mentalmente: "te quiero... te quiero... te quiero..."

jueves, 3 de junio de 2010

El sueño raro

Hoy he estado investigando una de las recomendaciones musicales de rayajo, y he encontrado esta pequeña maravilla



Estoy en mi ventana, de nuevo contemplando a Roxanne. Me estoy empezando a quedar dormida, apoyada sobre el alféizar de la ventana, y por tanto ignoro que todo lo que va a pasar a continución es un sueño. Lo sabré cuando me despierte. Pero por ahora no. Para mi asombro, Roxanne me ha hecho señas. Con un gesto inequívoco de su mano me ha dicho: ven, para desaparecer de la ventana inmediatamente. Me quedo unos segundos pensativa, hipnotizada por el leve vaivén de las cortinas de su ventana. Y de repente caigo en la cuenta: ¡me ha dicho que vaya!

Cojo corriendo el bolso y las llaves y salgo a la calle. Allí, plantada delante de su portal, está Roxanne, mirándome fijamente. Es más alta de lo que yo había imaginado. Cruzo la calle, no sin antes mirar a ambos lados, qué tontería, si por esta calle apenas pasan coches, y me acerco a ella. Me mira fijamente a los ojos y me pregunta: ¿Cómo sabes que me llamo Roxanne? Estoy atónita. Sin darme apenas tiempo a pensar una respuesta, me dice: es igual, sígueme, y comienza a caminar. Es raro, pero nunca me había dado cuenta de que al doblar la esquina de mi calle se acaba la ciudad. Es decir, no se acaba, pero ahora sí. Es muy raro. Pero ahí voy yo, siguiendo a Roxanne por medio de un sembrado. Mientras caminamos, me fijo en su vestido de tirantes, de color crudo y estampado con margaritas. Lleva unas merceditas y calcetines de crochet. Qué raro, medito. Yo no me la había imaginado así. Pero cómo me la iba a imaginar si hasta ahora nunca había visto más que su cara en la ventana.

Hemos salido del sembrado y entrado en una zona boscosa. Hay cientos de árboles cuya existencia yo desconocía. Estoy por pregunatrle qué lugar es este, pero inexplicablemente, hace rato que he optado por seguirla en completo silencio. Poco después salimos a una zona más despejada , hasta llegar a la boca de un tunel. Y allí, dentro del tunel, hay un tren. Es curioso, porque no había visto ninguna vía hasta llegar allí dentro, pero ahora, al mirar hacia afuera, me doy cuenta de que sí que la hay. O tal vez la acaben de poner. El tren no es un tren de los de ahora, sino una vieja locomotora, de esas de vapor, parada en medio de unos railes inexistentes de nuevo, pero con el motor en marcha. Como si llevara allí toda la vida esperando no sé bien qué. La hierba está muy crecida alrededor de sus oxidadas ruedas. La máquina de vapor humea incesantemente. Roxanne se vuelve hacia mí y me dice: Ya hemos llegado.

¿A dónde? pregunto yo.

Roxanne me responde: No sé. Dímelo tú.

Estoy dando vueltas, buscando el modo de llegar a casa. Pero no sé si seré capaz a estas alturas de desandar todos los pasos dados. De pronto caigo en la cuenta de que Roxanne ha desaparecido. Ni siquiera recordaba qué hacía aquí, ni que había venido siguiéndola a este tunel que ya no es un túnel, porque ahora estoy en una iglesia. Las abuelas, arrodilladas en los reclinatorios, rezan frases sin sentido y alimentan su fe encendiendo velas que embalsaman con cera todas las heridas que el tiempo y la vida les han causado. Lo importante es que ellas creen, aunque no tengan ni idea de lo que están diciendo. Hay veces que no entiendo ciertas cosas. Pero también a veces me gustaría ser capaz de creer en algo. Una cosa es sentirse sola, pero otra muy diferente, sentirse vacía.

De pronto pienso que solo soy un pedazo de basura cósmica que cayó aquí por simple casualidad. Que da igual si soy una princesa o una mendiga. Noble o villana. Ladrona o policía. Guapa o fea. Hija única o madre frustrada. Igual que Roxanne, que de nuevo me mira fijamente a los ojos, y me dice: Bueno, qué, ¿vamos?

Abro los ojos: las cortinas ondean.

miércoles, 2 de junio de 2010

Tu arte


Los delincuentes - Caminito del almendro







Me gustó el arte con el que me quitarste el vestido anoche. Me ha gustado el arte con el que has desaparecido en mitad de la madrugada, que ni me he enterado. Esta mañana me he levantado con esta canción en la cabeza. Porque yo soy del sur, y aquí hay mucho arte.

lunes, 31 de mayo de 2010

Faithfulness

(No empecéis a leer hasta que entre la batería - daos unos segundos de disfrute)








Hoy tengo el corazón deshecho. He vuelto a verle. Y de nuevo vuelvo a sentirme una mierda. He tratado de mantener el tipo, pero al final he salido corriendo, corriendo, corriendo hasta que el corazón se me iba a escapar por la boca. De qué huía no lo sé. Sólo quería correr. De nuevo me he sentido la tonta de siempre. De nuevo me he sentido una puta barata. De nuevo me he sentido una cobarde.

Ahora lloro en casa, y doy gas al equipo, agitando mis manos en el aire, tratando de cazar las notas, el alma de esta canción. Te maldigo y pego puñetazos a las paredes. Me tiro de los pelos y busco ese maldito frasco. Doy más volumen al equipo para ahogar mi llanto, y sólo consigo aumentar mi desesperación. ¿Cuándo acabará esta tortura?

No os asustéis. Es solo poesía. ¿No queriais saber qué música me gusta? Pues esto, por ejemplo. ¿No deciais que se me da bien fundir música con palabras? Pues esto es lo que pegaba. Besitos a todos

jueves, 27 de mayo de 2010

El cielo en mi salón

Pink Floyd - Shine On You Crazy Diamond (I-V)







La pulsación del botoncito naranja hará más placentera la lectura de este ladrillo.

No sé cómo es posible, pero, sin falta, todos los veintinueves de agosto, me acuerdo de ti, y repito el mismo ritual. Recojo velitas de todos los colores, aromas y utilidades. Es algo que tengo preparado porque me paso el año comprándolas dondequiera que voy. Las dispongo por toda la casa, y creo ese pasillo mágico por el que se iba al lugar donde las preocupaciones no tienen cabida. Por ese mismo que mamá recorrió contigo la noche que os enamorasteis. Te debo que la hicieses feliz, aunque solo fuera por un tiempo, aunque claro, tú no tienes la culpa... pobre.

Saco un mechero de cocina de esos largos con llama, y voy encendiendo pacientemente una a una todas las velas, más de 300. Y conforme avanzo, voy apagando luces. Entonces es cuando la casa adquiere ese aspecto de paraiso terrenal. Es cuando la apariencia de las cosas se transforma, y muchas de las idioteces que compré, y que acumulo en los estantes, coban sentido. Voy al baño y abro los grifos de la bañera, y la lleno de toda clase de potingues que supongo que han de hacer más agradable y placentero el baño. Me desnudo y voy al salón. Es de noche. Todas las ventanas abiertas, pero nadie me ve. Solo la luna, cuando hay, claro. Me acerco al equipo de música, lo enciendo, y le hago tragar el "Wish you were here" de Pink Floyd. Con la mano que no tengo ocupada con el mechero, cojo el mando a distancia del equipo, y le doy volumen. Y mientras la música lo va envolviendo todo, me tumbo en el suelo, que es lo único que está medio frío, y noto el escalofrío recorrer mi espalda. Dura poco. Rápidamente el calor de mi cuerpo contagia a las losas de marmol, estamos en agosto.

Tengo un porro preparado. Lo enciendo con el mechero, y le doy varias caladas. Al lado tengo una botella de "Convento de San Francisco". Me sirvo una copa, tomo un sorbo, cierro los ojos y visualizo.

"Llevate a la niña, Juan. Seguro que lo pasará bien. Te adora, y todo lo que hagas le gustará. Yo no tengo muy buen cuerpo, me duele un poco la cabeza, y no quiero aguarte la fiesta"

¿Estás segura de que no quieres que nos quedemos?

"De verdad, Juan, de verdad. Iros vosotros, amor. Me apetece regar las plantas, ponerme un poco de música y descansar. Venga, que se os hará tarde."

"Venga, vamos, Sara, vente conmigo, vamos a ver esa verbena"

Caminamos por la calle. Todo es luminoso y de colores. El aire hace volar mi pelo, y a mí me gusta. Ay, Juan, Juan, mi querido Juan. Por qué no encontrarías tú a mi madre antes que el cabrón de mi padre. A lo mejor ahora mamá tendría una hija más normal. Nunca quisisteis tener hijos. No se por qué, no sé por quién. O no sé si no dio tiempo. El cáncer de páncreas no da muchas oportunidades, ¿verdad, Juan?

Nos acercamos al escenario. Una orquesta de verbena se dispone a tocar. Algunos piden el éxito de moda, pero la orquesta está tocando a un volumen inusualmente bajo. De repente me miras con los ojos como platos y me dices: ¡Sara! ¡¡Es Pink Floyd!! ¡No me lo puedo creer, están tocando una de pink floyd! Escucha esto. Suena exactamente igual.

Abro los ojos, el porro está casi extinguido. Lo apago y vuelvo a cerrar los ojos. Hemos vuelto a casa, mamá ya está dormida. Ponme esa canción otra vez, Juan. Mientras se escucha de fondo, "You were caught on the crossfire of childhood and stardom, blown on the steel breeze." Juan y yo bailamos abrazados, bueno, yo abrazada a él, y pienso que por fin las cosas están en su sitio. Es mi último recuerdo de esa noche. Con las últimas notas del saxo... "venga morenita, vete y a la cama, que es muy tarde. Yo voy a ver cómo sigue tu madre"

Abro los ojos. Me incorporo. Levanto mi copa, y brindo por ti.

Te echo de menos. Hoy no es veintinueve de agosto. Me he acordado por otra cosa. Aunque igual, sí... ¡qué coño! ¿Dónde están esas malditas velas?

Desde Linares, Andalucía, buenas noches a todos.

sábado, 22 de mayo de 2010

Papelitos de colores

Siempre recuerdo esas fiestas. Tan especiales y tan mágicas, tan felices. Cuando sentía que el día de mi cumpleaños era una fecha especial, que existían cosas que se paralizarían por el solo motivo de que era mi cumpleaños. Para todos los ojos, había de ser evidente que ese era un día especial.

Y recuerdo esos gorritos en forma de cono, los antifaces, las velitas y los paquetitos primorosamente envueltos, todos con su lacito y su "felicidades". Ahora guardo como un tesoro la certeza de los ratos que pasaste haciendo aquellos envoltorios. Pero lo que más especialmente recuerdo, son aquellos papelitos de colores que yo no sabía cómo se llamaban, y que nos cubrían por completo. Qué bien te lo montabas.

Luego nos íbamos a la cocina con el pesado de Joaquín, que era el último al que siempre venía a recoger su madre, y le gastábamos bromas pesadas. Hasta que se lo llevaban. Entonces nos sentábamos frente a frente, con un parchís, Y reíamos, y nos hacíamos muecas.

Lo recuerdo como algo eterno, pero tal vez sea algo que solo ocurrió un año.

Aterriza como puedas

Odio los aeropuertos.

Odio especialmente esa manía que tienen de radiografianrnos a todos, cuando luego se les cuela un terrorista islámico con todo el set de quimicefa repartido por los bolsillos.

Así que el otro día me topé con el típico tío desagradable y cuadriculado. Cuando ya me había hecho quitarme los zapatos y soltar todos los anillos, llaves, etc, aburrida como estaba ya de dar explicaciones: "que le digo, que llevo una ferretería entera en una pierna."

El tipo me miró de arriba abajo, poco convencido, y fue entonces cuando le miré, y mientras empezaba a desabrocharme el vestido le dije: "¿las bragas me las quito también?"

Del resto mejor sólo contaré que perdí el avión.

sábado, 15 de mayo de 2010

Diosa Luna

beatsteaks - she was great








¡Ay, diosa luna! ¿por qué me visitas? Si no lo merezco, tú sabes que no.

Te veo en el cielo, iluminando en interior de mi coche. Piso el acelerador, y avanzo y avanzo, y tú siempre estás ahí, a la misma altura, colándote por la ventanilla, iluminando mis mapas.

Ay diosa luna. Si yo sólo soy una triste mujer, una mujer triste. Entonces, ¿por qué me visitas?

Te veo en los parques, disfrazada de hada, sonriendo a los niños, sentada en la hierba, compartiendo un pic-nic con bocadillos y servilletas de colores. Eres la ilusión, vestida de chica normal.

Ay diosa luna, tú que eres tres, pero sólo eres una.

Te veo en un cuadro, como una pastora, cuidando dos corderitos, sembrando colores vivos, tendiendo tu mano a un guerrero para que éste la bese, arrodillado ante ti.

Ay diosa luna, luz que no alumbra, pero conforta. ¿Por que me sigues? Si yo sólo soy una triste mortal. Y tú... tú eres una diosa.

Para ti. Sí: Para ti. Gracias por leerme.

sábado, 8 de mayo de 2010

El taller de las alas

Son mis alas, las que me llevan de aventura. Las que me transportan allá donde se necesite una palabra, una poesía, una nana, o una caricia. Ya dije que las tenía, Quizá alguno aún no me creía. Pero aquí están. Tengo un pequeño taller con herramientas y un gran espejo, donde las guardo y reparo, después de cada viaje. Las cuido y las mimo, porque no tengo otras. Un día las tuve que remendar, pues se rompieron por mi imprudencia. Pero quedaron perfectas. Otro día las tuve que envolver en mantas, porque me las heló el cierzo. El calor las recompuso, y volvieron a funcionar. Ahora las tengo secando, porque anteayer se me mojaron. Cuando estén listas será el momento de emprender de nuevo el vuelo.

Desde el espejo os veo asomar, diciéndome: Sara, yo también las veo, están ahí, colgadas. Son preciosas. Y yo, sonrío para mis a adentros, y prometo: Pronto saldré de nuevo, a dibujar sombras chinescas sobre vuestros tejados. Lo prometo.

viernes, 7 de mayo de 2010

Olor a fantasía

De verdad, de verdad, que nunca había tropezado con alguien con una fantasía tan desbordante como la tuya, ni como la mía. Mira que te pegué un buen estacazo con lo del portátil, pero reconozco que ayer cuando lei tu relato sentí, como dice Rombo... Escalofrío!! Porque realmente soy una chica capaz de hacer ese tipo de cosas. Lo corroboro, la cosa es como la ha contado él, chicos. Nos pusimos de acuerdo en un guión básico y adelante.

Esto es muy divertido. Cuenta conmigo cuando quieras. Y como sé que te gusta que te dedique canciones, ahí te dejo una, que sí, que te leo mucho, y que sé que te gusta.


A propósito: ¿Has averiguado ya quién era la chica del restaurante el jueves pasado?

jueves, 6 de mayo de 2010

Olor a cloro

¡Me encantan las piscinas! Me recuerdan cuando era niña, y era capaz de pasarme horas metida en el agua. Me encantan las piscinas y ese delicioso olor a cloro, que es olor a juegos, a diversión, a refrescante chapuzón cuando el calor del verano aprieta.

Me encantan las piscinas, el agua, el cloro, y también me encanta dar sorpresas.

Por eso pienso que a veces, no hay nada como seguir tus impulsos, coger el coche, el bolso, un bañador y una toalla, y pegarse un improvisado bañito.

Ha sido fácil. Como dicen en mi tierra, se tarda menos en hacerlo que en decirlo. Y me sobran 200.

martes, 4 de mayo de 2010

Olor a galletas

Cuando era niña ya estaba aquí. Y siempre que íbamos a la capital, o a cualquier otro lugar, como por ejemplo, la playa, teníamos que pasar por delante, y siempre llegaba por las ventanillas ese olor inconfundible. El olor a galletas. Es la fábrica de cuétara en Jaén. Hoy he estrenado el coche nuevo pasando por delante una vez más, con las ventanillas bien abiertas, y aspirando esa maravilla. Ojalá no se la lleven nunca de aquí.

Olor a vida

Es un olor difícil de describir. Pero hace que me sienta bien. No está en las flores. Ni en el aire. No está en los perfumes de las señoras que me voy cruzando, ni tampoco en el de los tíos buenos. Tampoco está en los tubos de escape de los coches, ni en las cocinas de los bares, que a a estas horas ya frien el pescaíto. Hoy me parece que está en mí, en mi cabeza.

Voy pensando en lo que me iba a perder. Pensando en el milagro. Cuando estaba allí tirada alguien vino y me tendió la mano. Y me dijo: "Tranquila, hemos llamado al 112 y ya mismo te van a sacar de ahí" Recuerdo que contesté: "No me dejes sola por favor". Y ella me dijo: "¿Estás de broma?", y me apretó la mano. Fue la última vez que escuché su voz, excepto por una llamada de teléfono. La escuché hablar. "Tardamos un poco más, hay un accidente en la carretera... no, no, nosotros no, tranquila mamá, pero hay una chica... no me explico cómo está viva... estamos esperando la ambulancia, luego te cuento". Recuerdo mis lágrimas corriendo por mi frente. Me pregunto si me la voy a cruzar algun día por las calles de mi ciudad, y si será de aquí, o de los alrededores, y si reconoceré su voz, si será feliz, o si se pintará las uñas de rojo o de rosa, o si se llamará Rosa, o Pepa, o María del Mar.

Hoy he salido a pasear, y he sonreido por segunda vez. He sentido todas esas cosas que no se sienten cuando estás encerrado entre cuatro paredes. Me he comprado una cámara de fotos y he inmortalizado el momento. Y convencida de enseñar a todos lo más representativo de mi Linares, me he atrevido yo solita, andando, pasito a pasito, hasta las ocho puertas, y allí, mientras apretaba el botoncito, me he sentido, por primera vez en mi vida, la mujer más feliz del mundo.

Y prometo que no voy a desperdiciar esta segunda oportunidad.

Me voy a estrenar el coche, a buscar nuevos olores. Por ahí. A vivir.

domingo, 25 de abril de 2010

Olor a perfume masculino


Dice el niño escritor que soy una sentimental. Reconozco que sí. Que soy una romántica empedernida, aunque ningún hombre haya sido capaz aún de encontrar el botoncito que enciende esa faceta mía. Bueno, miento. Hay uno: Eros Ramazzotti. Este tío me pone loca. Guapo, atractivo, buen cantante, buen compositor, buen marido, buen padre. Me gustan los cuerpos danone, y me gustan los tíos buenos, y si son italianos, mejor. La que no haya tenido el placer de sentir a un italiano susurrandole cosas al oído, no sabe lo que se ha perdido, ni puede saber de qué hablo. Lo que pasa en mi caso, es que era un estúpido y un engreido. Pero estuvo divertido.

Me gustan los tíos que saben a qué se dedican. Los tíos que tienen las cosas claras. Me gustan los tíos que se comportan como hombres, los tíos viriles, que saben estar en su sitio cuando una los necesita, y que si han de llorar, lloran como niños, pero nunca como nenas.

Me gustan los tíos que huelen a hombre

Lástima que los pocos que conozco están pillados. Normal. No me extraña.

Y me gusta desperezarme por la mañana (bueeeeno, a la hora de la comida) con una canción como ésta, que espero que al empezar a leer lo primero de todo le hayáis picado al play, porque por mucho que se llame nostalsong, (canción nostálgica) a mí me parece muy alegre, y me pone las pilas. Me pregunto a qué olerá este tío, pero me imagino que debe de ser una experiencia religiosa.

jueves, 22 de abril de 2010

Olor a mojado

¡¡¡¡Brommmmmmmmmm!!!!

No me hubiera hecho falta oir ese ruido para saber que está lloviendo, porque hace ya un rato que empecé a percibir ese olor inconfundible a tierra mojada, que funde el placer en mis sentidos con la evocación de recuerdos de mi niñez. El olor a tierra mojada cuando empieza a llover... delicioso. Abro las ventanas de par en par, y me dedico a sentir.

(Para s'il vous plaît)

miércoles, 21 de abril de 2010

Olor a viejo

Desde el sonido del clic cata clack del bombín de la cerradura del portal, hasta el seco cerrar de la puerta de arriba, todos los sonidos, olores y silencios desencadenan un torrente imparable (e impagable) de sensaciones.

Una habitación en penumbra a la hora de la comida, algo parecido decía la minusvalorada Sofía. Un buen día vinimos y te sacamos de aquí, con precipitación, con prisas, y todo quedó por medio. Nadie vino después a recoger, todo sigue donde estaba. Tu delantal... aún lo llevabas puesto, y puedo recordarte sentada en esa silla de anea de la entrada, con las manos en las rodillas, y la mirada perdida en el infinito, al lado de tu maleta, primorosamente organizada. Y aquí sigue, colgado del respaldo: Déjalo ahí mismo, mamá. Allí no te va a hacer falta, ya cocinarán para tí.

Y todo huele ¡tan bien! Tu caja de costura, los armarios empotrados de los dormitorios. La chichonera de mi cuna, que sigue guardada donde siempre. Los cachivaches del belén. El jabón de la lavadora. Tu estuche de maquillaje, y la cajita de música donde guardabas los anillos, donde un día guardaste llorando tu alianza. Tu latita de crema Nivea, tu perfume, tu bufanda, y esos guantes de piel tan elegantes y que me gustaban tanto.

No sé por qué me ha dado ahora por venir tanto por aquí. Tal vez porque me hipnotiza contemplartlo todo tan quieto, tan en silencio, tan fosilizado. Parece cosa de magia. Ha pasado tanto tiempo, pero desde entonces aquí no ha pasado nada.

¡Ea! Pensando en voz alta.

sábado, 17 de abril de 2010

Olor a nuevo

Había olvidado la sensación. Claro que esa sensación se olvida pronto: el olor a nuevo de un coche. Y aquí estoy, impregnándome de él con las puertas cerradas. Ohhhh. Me ha costado lo mío meterme aquí dentro, pero necesitaba hacerlo. Igual que el niño al que los reyes magos le traen la bicicleta y está deseando que sus padres lo saquen al parque para probarla, y mientras se conforma con sentarse encima de ella en medio del salón.

Conecto el contacto, y en unos segundos oigo una voz femenina: Please pair device. Joder! qué susto! Es el bluetooth. Saco el móvil del bolsillo y lo enlazo. Pi rip!!! responde el cachivache.

Sopeso los pros y contras de cada opción, con el móvil en la mano, y al final me decido, y marco 9 cifras y pulso al botón verde.

¿Si?

¡Hola! ¿A que no adivinas donde estoy?

Hmm, pues no. ¿Qué locura has hecho ahora, Sara?

No, no, ninguna, ja,ja,ja. Estoy en mi coche nuevo.

¿Estas loca?

Noooo, solo estoy DENTRO. Pero NO lo he arrancado. Quería desencadenar el torrente de sensaciones, ya sabes.

Siempre te han gustado mucho los coches. ¿Qué tal?

Es increíble.

¿El coche o el momento?

Ambas cosas. Bueno, te dejo

Oye

¿Qué?

Ten cuidado, ¿vale?

Vaaaale.

miércoles, 14 de abril de 2010

Lullaby

No llores, por favor, mi niño, no llores. Te prometo que mañana saldré al amanecer y recogeré un ramo de flores para ti. Te prepararé un buen desayuno, y te lo aderezaré con la mejor de mis sonrisas. Tú sabes que yo no soy muy de sonreir, pero lo haré. Por ti lo haré. Por todo lo que tú sabes; porque eres el único capaz de hacerme sonreir, porque te lo mereces. Pero no llores, mi niño, no llores.

Tengo una linterna. Le compraré pilas y la encenderé, mientras la sujeto bien alto, para que veas que no todo es negro. Aguantaré así hasta que se me caiga el brazo, pero no llores, mi niño, no llores.

Cantaré, daré palmas, me vestiré de payaso y haré el pino, contaré chistes malos y me tropezaré aposta para caerme de culo como en esas películas de risa, todo delante de ti, para ti, pero por favor, mi niño, no llores, porque si lloras, mi niño, al final, me voy a poner a llorar yo también, y entonces, ¿quién te consolaría?

domingo, 11 de abril de 2010

He vuelto a hacerlo



c0m13nz4 l4 r3h4b1l1t4c10n d3 l4 0tr4 p13rn4. ¡¡H0y 3s d14 d3 f13st4!!

sábado, 10 de abril de 2010

Mamá ¿Estás ahí?

Inmóvil en medio de la habitación. Sedada en la percepción, en los recuerdos.

¿Tú eres la de al lado, verdad? me dices. No, mamá. Soy Sara.

¡Anda ya! Cómo vas a ser Sara. Sara nunca viene a verme.

Escondo como puedo mi cara de contrariedad. Sara nunca viene a verme. Me jode esa frase, porque en parte es mentira, porque en parte es verdad. Mierda de hija. Mierda de persona. Que sí, mamá, que soy yo.

¡Anda ya! Y entonces ¿qué haces en una silla de ruedas?

Ya te lo dije, mamá. Tuve un accidente de coche.

¡Ay hija, por Dios! ¿Pero te has hecho algo?

No, mamá, estoy bien. ¿No me ves?

¿Por qué te daré esas contestaciones? ¿Por qué te hablo de ese modo, si tú siempre te has desvivido por mí? ¿Será que vuelco mis frustraciones sobre los que más me quieren? ¿Será que me irrita tu maldita enfermedad, ese jodido mal que te ha robado la memoria, los recuerdos, tu vida?

¡Qué mierda! ¡Qué injusticia! Ahora que tengo madurez suficiente como para darme cuenta de todo lo que te debo, de todo lo que te quiero, de lo que te he hecho sufrir, no puedo pagártelo, no puedo demostrártelo, no puedo pedirte perdón, porque por más que lo haga, tú no te enteras. Es igual que cuando recorro las habitaciones vacías de nuestra casa, de tu casa, de esa casa donde rompí los platos por querer ayudarte a poner la mesa, donde una vez llené con ceras las paredes de corazones, esa casa donde jugaba de pequeña con mis muñecas, y que ahora está tan silenciosa y en penumbra, y tan cubierta de polvo, soledad y olvido, como tú.

¿Dónde estás, mamá? ¿A dónde te han llevado? Quiero que vuelvas a casa y te pongas otra vez el delantal, y me hagas esas croquetas tan ricas. ¿Qué es lo que ha pasado por el camino? Yo quería ser mayor, pero no tan rápido, ¿Cuándo fue cuándo me despisté, cuándo me quedé dormida en el vagón, para despertarme de pronto en un país extraño, que es igual que el nuestro, pero donde la gente habla otro idioma, y tiene otras costumbres, y está más enfadada? Ya no queda nada. Eres otra jodida habitación vacía más de nuestra casa. Y yo, en la puerta, perdida y desconcertada, como una niña pequeña.

Y... ¿Cómo decías que te llamas?

Esto es para vosotros. Para que abráis los ojos, antes de que sea demasiado tarde.