Bueno que pasa, ¿nadie me va a dar un beso?

jueves, 26 de diciembre de 2013

Superviviente

Gracia se ha levantado de buen humor esta mañana. Atrás quedaron los días en que todo se vino abajo, cuando su mundo se derrumbó de la noche a la mañana y tuvo que pasarse un rato recogiendo los pedacitos de su corazón del suelo: los más difíciles de pescar fueron los de debajo del sofá. En aquella época sentía nudos incontrolables en la garganta, y esa sensación indescriptible de estar a punto de vomitar ríos de lágrimas.

En aquel entonces fue cuando supo que pronto sería deshauciada de su casa, de su hogarcito que tantos esfuerzos le costó montar, y entonces sintió que sus fuerzas la habían abandonado, y se lamentaba, y solo acertaba a culpar a aquellos que la faltaban. Luego descubrió que cuando nuestros seres queridos murieron, lo hicieron para que nosotros tomásemos las riendas de nuestra propia vida... y ella las tomó.

Así que hoy su humor es otro. Medita sobre todas estas cosas contemplando el agujero dejado en la encimera por la vitrocerámica que acaba de vender, mientras apura de un mug el último café en esa casa.

En la puerta la esperan dos maletas, un taxi, y una nueva vida.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Marooned



No sé qué voy a hacer con mi vida. Sentada en mi ordenador, escribo mientras escucho música. Todas las canciones parecen querer decirme algo, pero no sé lo que es. No pillo el mensaje. La tristeza me invade, y a veces creo que me la merezco. Miro a la pared y ésta no me devuelve nada. Quiero respuestas, pero éstas están escondidas, y lo peor es que ni siquiera sé en qué dirección de la encrucijada se marcharon. Los pájaros que me acompañaban con sus cantos, se comieron las miguitas de pan, e incluso llegó el momento en que dejé de echarlas, hasta que el rastro se borró definitivamente. Si decido disculparme por mis errores, me voy a pasar la vida pidiendo perdón. ¿Avanzo a pasitos cortos, eligiendo entre las arenas movedizas, las manchas de aceite y las cáscaras de plátano? ¿O me quedo sentada en el quicio de la indecisión? Un corriente muy fuerte trata de arrastrarme y creo que por primera vez en mi vida, no me voy a dejar llevar. Estoy demasiado arrepentida de las amarras que corté, de los puentes que volé.

Me quedaré aquí, viéndolas venir. Sentada en el quicio de la indecisión, en la silla de mi ordenador, en la música que no dice nada, como una pieza de ajedrez clavada en su escaque, inmóvil, para que nadie sufra.

Sara

La puta latita
Me han sugerido que me siente de nuevo a escribir.

Lo estoy sopesando mientras me bebo la cocacola.