Éste va dedicado con cariño inconmensurable a Erre de Raquel, con la que comparto ese -para la mayoría incomprensible- gusto por la tez blanca como el papel.
Éste va dedicado con cariño inconmensurable a Erre de Raquel, con la que comparto ese -para la mayoría incomprensible- gusto por la tez blanca como el papel.
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