¿De verdad que no te importa que te vea desnuda? Me siento un tanto incómodo.
No quiero que te vayas, contesta ella.
De acuerdo.
Sentado sobre la tapa del retrete, Jorge se fuma un cigarrillo mientras observa a Beatriz, sentada en la bañera llena de agua caliente y espuma de gel hidratante, mientras ella prosigue.
Después de todo el camino recorrido, de todos los sinsabores, los sacrificios; el resultado fue una habitación vacía, una puerta tapiada con bloques de cemento. Sin una mano amiga que me ayudase a levantarme, ni un hola, qué tal estás, ni una voz que me dijera: qué bonita estás esta mañana. A Germán le dieron el alta, aunque yo sabía que era para quitárselo de enmedio... cabrones. Todo está en la letra pequeña, en las putas estadísticas. Lo tuve que cuidar sola, mientras veía como día a día se iba apagando, y él me decía: Cuando me ponga mejor iremos a París, como siempre has deseado, amor. No había nada que le calmase, nada que le hiciera descansar un poco. Una noche, impotente, no se me ocurrió otra cosa que irme a la cocina y prepararle un bizcocho, él los adoraba. ¿No se suponía que no debo de comer al menos la mitad de las cosas que lleva esto, nena? me preguntó. Qué más da, amor. Te lo digo yo, que soy tu enfermera. La mitad de ese bizcocho me lo terminé yo, untado en nocilla, después de enterrarle. ¿Puedes venir aquí y frotarme la espalda, Jorge?
Jorge se levanta, y empieza parsimoniosamente a sacarse la ropa, sin quitarse ni un momento el pitillo de la boca. Ella le observa atónita, con una mezcla de asombro y sonrisa. Una vez completamente desnudo, Jorge se introduce lentamente en la bañera hasta quedar sentado detrás de Beatriz, y tomando la esponja con su mano izquierda, empieza a masajear lentamente la espalda de Beatriz. Ya estamos empatados, dice jorge, mientras coloca con su mano derecha el cigarrillo medio mojado en la boca de Beatriz, desnudos los dos, ya no hay secretos entre nosotros.
Ahora me siento mucho mejor, dice Beatriz, tras dar una profunda calada. Un poco más a la derecha, por favor.
Sigue, contesta Jorge.
He sufrido mucho aquí, enfrentándome cada día a la soledad de esta casa. Pero a todo se acostumbra una. Ahora ya no espero nada, no busco amor, no quiero volver a quedarme tirada. Pero a veces necesito un abrazo que me devuelva parte de la energía perdida. Y por eso te lo pedí. Y siento que tú lo comprendes perfectamente.
Jorge asiente levemente con la cabeza, aunque ella no le puede ver, porque está de espaldas a él.
Una corriente de energía positiva se ha establecido entre los dos. En ese momento ya sobran las palabras. Dicen que el agua es un buen conductor de la electricidad. Debe de ser verdad. Jorge sigue frotando la espalda de Beatriz con la esponja, mientras ella se siente afortunada por ese momento, y sigue sin preocupaciones dando la espalda a un hombre en el que confía.
Beatriz acaba de fumarse el cigarrillo, lo apaga en el agua, y arroja la colilla al suelo del baño. Jorge se levanta y, alcanzando una toalla le dice, estoy cansado, me voy a la cama, ¿vale?
Ella asiente. Jorge sale de la bañera y se aleja hacia el dormitorio dejando por el camino un reguero de gotitas de agua, ese que nunca puedes evitar por muy bien que te seques con la toalla.
10 minutos de ruido lejano de secador de pelo después, Beatriz entra en el dormitorio en penumbra, se quita la toalla y la deja caer descuidadamente al suelo. Luego se mira a contraluz en el espejo, donde ve su silueta reflejada delante de la puerta entreabierta del dormitorio, y piensa que aun sigue teniendo un pecho bonito, mientras se lo alza con las manos. Luego junta los dos pechos y musita en voz callada: wonderbra! y ahoga una risita.
Luego se introduce en la cama y se abraza a Jorge.
¿Duermes?
No.
Cuando una historia tiene estos tres ingredientes (hombre, mujer, bañera), mi atención se dispara...
ResponderEliminarLo has conseguido de nuevo...
Beso grande Sara...
El otro dia vi el anuncio de un premio literario en un pueblo de cerca del tuyo... podias haber presentado esto y ganartelo, Niña. Un beso de sur a sur
ResponderEliminarHe sentido esa incomodidad y también he sentido ese olor a cigarro que eeclipsa el buen olor a gel...
ResponderEliminarNo se quizá es que el baño es muy pequeño y faltaba aire...
Escribes muy bien.
ResponderEliminarLo de tus datos personales en el perfil me ha hecho reír. Que crack...
Justiniano no mata al ciego o eso creo, voy a verlo (yo veo).
Saludos.
Vaaale, reconozco que me lo he leido muy rápido, Toro. Gracias por desequilibrar el ecosistema de mi rinconcito. Como ves, solo tengo 3 lectores. Tenía 4, pero uno está de vacaciones.
ResponderEliminar¡Niño escritor! No seas zalamero. No había caido yo en lo de las bañeras. Lo tendré en cuenta para el futuro. Confieso que el detallito de la nocilla es un guiño a uno de mis lectores.
Glaukilla, mi experiencia con los consursos literarios ha sido un poco decepcionante, creo que tú lo recordarás. Yo sí lo recuerdo (gracias, beso enorme para ti por ello). Ese concurso, ¿ha pasado ya el plazo? cuéntame si quieres por email, ¿vale? Creo que el email está en el perfil. A propósito, Toro, lo del perfil es la pura verdad. No todas reconocemos la verdad cuando es negativa, pero yo sí. Me ayuda a ahuyentar los malos espíritus.
Mónica, es que Jorge y Beatriz son unos guarros, que fuman, y hasta se meten en la bañera juntos, y se abrazan desnudos en la cama para no hacer nada. Mis personajes suelen fumar, supongo que porque la autora fuma como una chimenea. Lo sé, sé que es un mal vicio, pero soy incapaz de dejarlo. Gran parte de lo que se cuenta por aquí, además, es autobiográfico, o biográfico de la gente que me rodea. Por eso los cigarrillos suelen ser parte del atrezzo.
Gracias a todos por pasar y comentar. Tengo unos días de descanso, y los aprovecharé, entre otras cosas, para rescatar lectura atrasada.
Niña, cuando me hablas me das miedo porque me gritas o eso es la sensación que recibo.
ResponderEliminarNo pasa nada en el fumoteo pero simplemente atrezzas la estancia con una bañera enorme y así Jorge se podrá sentar en un sitio mas cómodo que el retrete, y podrás incluso poner ceniceros también enormes y tendrá una ventana muy amplia que se podrá abrir y salir el humo por ella, y asi todo arreglado, vale?
aunque como dice el refrán, perro/a labrador, poco mordedor no?
Quién está de vacaciones? x'DDDDDD
ResponderEliminar:****