No sé qué voy a hacer con mi vida. Sentada en mi ordenador, escribo mientras escucho música. Todas las canciones parecen querer decirme algo, pero no sé lo que es. No pillo el mensaje. La tristeza me invade, y a veces creo que me la merezco. Miro a la pared y ésta no me devuelve nada. Quiero respuestas, pero éstas están escondidas, y lo peor es que ni siquiera sé en qué dirección de la encrucijada se marcharon. Los pájaros que me acompañaban con sus cantos, se comieron las miguitas de pan, e incluso llegó el momento en que dejé de echarlas, hasta que el rastro se borró definitivamente. Si decido disculparme por mis errores, me voy a pasar la vida pidiendo perdón. ¿Avanzo a pasitos cortos, eligiendo entre las arenas movedizas, las manchas de aceite y las cáscaras de plátano? ¿O me quedo sentada en el quicio de la indecisión? Un corriente muy fuerte trata de arrastrarme y creo que por primera vez en mi vida, no me voy a dejar llevar. Estoy demasiado arrepentida de las amarras que corté, de los puentes que volé.
Me quedaré aquí, viéndolas venir. Sentada en el quicio de la indecisión, en la silla de mi ordenador, en la música que no dice nada, como una pieza de ajedrez clavada en su escaque, inmóvil, para que nadie sufra.
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ResponderEliminarSara, anoche te escribí, pero no sé porqué no aparece. Algo debí hacer mal.
ResponderEliminarHoy lo intento de nuevo porque no quiero dejar de trasmitirte la sensación que dejaste en mí cuando terminé de leer tu post.
Es inmejorable. Tenes arte, y mucho.
Como te decía anoche, si la música te llega a inspirar, no quiero parte.
Besos, cielo.