Bueno que pasa, ¿nadie me va a dar un beso?

lunes, 13 de junio de 2011

El curioso sueño



Esta noche he tenido un curioso sueño. Solo trataba de salir como fuera de un pozo al que me había caído. Todo estaba muy oscuro, y yo tenía miedo, mucho miedo. Oteaba a mi alrededor en busca de algo a lo que agarrarme, alguna salida, pero no veía nada. Y recuerdo que estaba completamente aterrada, desesperada.

Más tarde los ojos se me empezaron a acostumbrar, y una tenue luz empezó a auxiliar a mis perdidos ojos. Un rayito minúsculo, pero que anunciaba algo bueno, se iba haciendo cada vez más presente. Y de pronto, advertí la presencia de una escalerita de peldaños metálicos que asomaban de las frías y húmedas paredes del agujero, y recordé los consejos de mi abuela, que siempre me dijo que hay que agarrarse a la más mínima esperanza, por pequeña que parezca.

Obedientemente, me aferré a uno de los escalones y puse el pie sobre otro, disponiéndome a subir. Recordé que lo último que había que hacer era perder la fe en uno mismo. Gotas de un indescriptible sudor frío, el frío del miedo atroz, caían por mi espalda, pero yo no estaba dispuesta a rendirme. Uno de los escalones cedió nada más cargar mi peso sobre él. Lo vi partirse en dos como si fuera de pan duro. Levanté el pie corriendo y lo subí inmediatamente al escalón superior. Otra vez, el escalón, al igual que el anterior, cedió. Se partió bajo mi peso con ese crujido que suele anunciar que las cosas se están poniendo feas, ese ruido sordo que anuncia el advenimiento de la desesperanza, el desfallecimiento, y empecé a sentir como el peldaño al que estaba agarrada con las manos también se empezaba a resquebrajar. Afortunadamente, cuando ya sentía que las fuerzas me abandonaban y que toda la escalera iba a venirse encima de mí, de pronto ocurrió algo inesperado.

Dos personas asomaron al borde del pozo, dos personas cuya mirada me infundió una increíble sensación de tranquilidad y paz. ¿Estás bien? me preguntaron, mientras yo, asustada, les gesticulaba y les pedía que me ayudasen, y les gritaba que estaba allí atrapada sin saber como salir.

Tiraron una escala de esas que se usaban en la edad media, y pronto la vi, así, a mi altura, invitándome a subir, demostrándome con su colorido, su pulcro aspecto, y su brillo, que estaba firmemente sujeta por esas dos personas, y que no tenía nada que temer. Inmediatamente me aferré con todas mis fuerzas a esa escala y comencé a subir por ella como si fuera lo último que iba a hacer en la vida... y ahí, me desperté... chan chan!

2 comentarios:

  1. Una vez subí a una torre con escaleras de hierro y hacia mucho viento y cada vez que subia un peldaño mas agujero abajo y yo agarrándome de la barandilla fuertemente. Esa sensación no se la deseo a nadie. Y en la bajada todavía me atrevía menos y bajaba de frente...
    Tu sueño me ha recordado a ese día...

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  2. Jolín! yo pensé que soñar que ibas desnudo a clase era el peor sueño de todos, pero este, lo supera! menos mal que sólo era un sueño y que acudieron a tu rescate.

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