Bueno que pasa, ¿nadie me va a dar un beso?

jueves, 8 de septiembre de 2011

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 Un día cualquiera en la vida de Santi, ha dado para bastantes cosas. Santi suele estirar los días como chicle para dejar todas las cosas arregladas: Menos lastre que arrastras al día siguiente, y así evitas que crezca la bola de nieve, y te invada el desánimo. De modo que hoy le ha cundido bastante: Aparte de sus 8 horas religiosas de trabajo, ha conseguido un teléfono móvil nuevo para su padre, interno en una residencia de la tercera edad, al que el viejo teléfono móvil se le ha caído al lavabo lleno de agua para su afeitado. También ha comprado varios productos de limpieza para la casa, y un nuevo palo para la fregona, que el otro día se le partió mientras fregaba el suelo de la cocina. Cada vez los hacen más malos. Ha limpiado toda la cocina y el salón, y mientras contempla satisfecho tanto brillo, descubre con fastidio que se le ha ido el santo al cielo, y que se va a pasar la hora de visitas en la residencia. Llama corriendo, pero la chica que le atiende le dice que se van ya, y que cierran las puertas, por lo que no va a poder atenderle nadie. Santi se lamenta por su error, y cuelga. Mira contrariado a la bolsa de plástico de la tienda Movistar, dentro de la cual aguarda impaciente el nuevo teléfono móvil, listo para ser usado, ya que como la tarjeta también se estropeó, le han hecho un duplicado y el teléfono está totalmente operativo. Lo siento chico, murmura, mientras mira de nuevo a la bolsa que descansa en su mesita de noche. Mañana será tu gran día. Santi no tiene ninguna intención de demorar más la entrega, ya que su padre está bastante impaciente. Enviar SMS a sus familiares es uno de sus entretenimientos favoritos para matar el tedio que le supone estar allí, controlado de todas sus dolencias, y echando de menos a su mujer, de la que enviudó hace unos meses.

Voy a pegarme un duchazo, exclama Santi, como si alguien le escuchara, aunque está solo en la casa, mientras se desnuda. Se pegará esa ducha y luego bien relajado, a la cama, para madrugar un poco más mañana. y que le dé tiempo a todo. Así que Santi disfruta de esas duchas de 15 minutos largos, con el agua, al final, a una temperatura que difícilmente hubiera aguantado inicialmente, y tras sentarse 5 minutos al ordenador mientras se seca, y leer varios emails, se acuesta sin más. No le cuesta mucho conciliar el sueño: él es un hombre sano, y no tiene remordimientos. En su filosofía de la vida entra una premisa muy importante, que es la de hacer las cosas como debe ser, de modo que, con la satisfacción del deber cumplido, Santi tarda, como suele decirse ahora, cero coma en quedarse profundamente dormido.

Tres horas después se despierta sobresaltado por el sonido de una música que no reconoce inicialmente. Está en ese estado de aturdimiento que te producen el no haber salido aún del profundo sueño, y el sobresalto a partes iguales. A veces le pasa que su vecino de arriba monta una fiesta en casa cuando en mitad de la noche llega con sus amigotes borrachos, y Santi no es capaz ni de ponerse en pie de lo cansado y dormido que está, para golpear el techo con el palo de la escoba, o algún otro clásico recurso de protesta. Pero Santi va recobrando poco a poco la percepción y empieza a identificar esa musiquita como una melodía de móvil, pero no el suyo, que siempre tiene en la mesita de noche para que le sirva de despertador.

¡Joder! ¡el móvil de papá!

Santi no había caído en el detalle de que el móvil está encendido, de modo que alguien podría llamar a su padre. ¡Coño! exclama mientras a tientas mete la mano en la bolsa, sin acertar a pensar que no son horas para que nadie llame a nadie, y extrae la caja, que abre rápidamente para ver quién llama. El móvil sigue haciendo sonar la interminable melodía y vibrando. mientras Santi lo extrae de su embalaje de plástico y trata de ver quién diantres está llamando (ahora sí) a estas horas de la noche. Realmente no lo tiene muy claro, porque le cuesta recién despierto fijar la vista en algo tan pequeño, el astigmatismo mezclado con la presbicia es lo que tiene, pero le parece reconocer un número de móvil que lo deja totalmente desconcertado.

¡Joder! ¡el móvil de mamá!

Santi abre corriendo la tapa del teléfono y contesta: ¿Diga?

¿Y tu padre?

Esa voz, esa voz es como un sable que atraviesa su corazón de parte a parte en mitad de la noche, en una mezcla de dolor y gozo infinitos.

¿Mamá?

¡Santi! ¿Cómo estás hijo? ¿Qué haces tú con el móvil de tu padre?

No me lo puedo creer, mamá, ¿de verdad eres tú?

Sí. Me preguntaba qué andabais haciendo.

Te echamos mucho de menos mamá. Todos. Te hemos llorado mucho ¿sabes?

Ya lo sé hijo. Os veo, ¿sabes? ¿O es que te crees que era a tu padre a quien quería llamar? Ya sabía yo que el móvil hoy lo tenías tú...

Mamá no sé que decirte. Me gustaría hablar tantas cosas contigo. ¿Me has llamado porque sabes que quería decirte una vez más que te quiero? Todos te queremos mucho mamá...

Qué va hijo, te he llamado porque ayer cometiste un crimen con las lentejas.... te pasaste con el comino, por Dios hijo, cómo se nota desde que no me llamas para pedirme consejo. A ver si pones más ojo.

Sí mamá, te lo prometo.

No llores hijo. Estoy bien. De verdad. Todo lo que me quisieras decir, ya lo sé de sobra.

¿Sí, mamá? ¿De verdad?

Te estoy llamando después de muerta a las 3 de la mañana al móvil de tu padre: ¿tú qué crees? Tengo que colgar ya mismo hijo, las conferencias desde aquí salen por un riñón, esto no se puede hacer todos los días.

Sí, ya me imagino. ¿Quieres que les diga algo a papá y a los demás?

Tú ya lo sabes de sobra, hijo. Cuidate. Cuidaos todos


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Toda persona de buen corazón que recibe un daño, tiene todo el derecho del mundo a la reparación. Esto está dedicado a dos grandes amigos a los que quiero mucho: rayajo y Glaukilla. Espero no meter la pata. Un abrazo. OKM



7 comentarios:

  1. glups.. de meter la pata nada.. me he quedao.. emoción.. sin palabras... que crujio de corazon... me caen lagrimillas de emocion. Gra-ci-as. Beso y abrazo emocionaos, niña..

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  2. Vaya historia. Currada, pensada, de emocionar... Veo que sigues en forma Niña !!!
    Beso para ti.

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  3. qué sustos dan los teléfonos, aunque también puenden dar buenas y alegres noticias...
    De todos modos no debería escribir en este post porque creo que no va conmigo...(y no se muy bien de que va...)

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  4. Fabuloso nena, qué empatía! Muchas muchas gracias :**

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  5. De verdad, que me gustaría recibir esa llamada.

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  6. Gracias a vosotros, chicos, ésta os la debía.

    Mónica, anda, no seas tonta, sabes que me gusta tenerte por aquí. ¿Qué te hace pensar que no debes comentar? Yo valoro y aprecio mucho todos tus comentarios, y los de todos los que se molestan en venir por aquí y leer mis cosas

    Yo pienso que está muy claro lo que quiere decir, ¿no?

    Niño escritor, gracias por tu constancia :)

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  7. Bueno, el editor me ha jugado una mala pasada y me ha publicado un comentario a medias. En fin, lo he borrado y dejo el anterior como resumen

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