Hace poco que tengo trato con un ángel. O al menos eso dicen de él. Es dulce y considerado, tiene unas majestuosas y gigantescas alas blancas, su trato es cortés, su filosofía, muy parecida a la mía. Pero me ha parecido ver de reojo, que por el reverso, las plumas de sus alas son negras. Negras como el azogue, como la noche, como la oscuridad. Negras como la traición, como cuando algo va mal, como la insidia, como la desidia, como el dolor, el vacío, el silencio, el hambre y las malas noticias... y me da un poco de miedo.
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Esta noche mientras dormías, mi amor, han venido a buscarme.
Estabas tan dormidita, mi amor, que no, no quise despertarte.
A veces me cuesta comprender... Pero me apasiona leerte...
ResponderEliminarSon dos textos diferentes, sin ninguna relación entre ellos. Lo importante es que te guste, que lo entiendas ya es secundario. Gracias, igual a veces no agradezco bastante las visitas.
ResponderEliminarque lorquiano suena esto.. Besos niña
ResponderEliminarUn ángel nunca tendría las alas negras.
ResponderEliminarTodos tenemos dos caras pero unas alas negras no borran el corazón.
ResponderEliminarMuy bonito.
ResponderEliminarYo tampoco alcanzo a comprenderlo, pero me gusta.
Un saludo.
qué sorpresa que escribieras el otro día en mi blog...
ResponderEliminarMe gustó mucho cómo cuando recibes algo inesperado...
truco a truco beso a...
ResponderEliminarMis alas también son negras
ResponderEliminarOhhh, tú también tienes alas?
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