Bueno que pasa, ¿nadie me va a dar un beso?

domingo, 21 de marzo de 2010

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Esta noche me apetece de nuevo pasear, así que voy a tener que calzarme de nuevo las alas, para realizar otro vuelo rasante.

Partiré bien entrada la noche, saltándome todas las reglas de la navegación aérea, y evitando sobrevolar los desafiantes y engreidos cielos de las grandes ciudades vacías de sentimiento, porque para encontrar a éste, habré de dejarme llevar hasta que note la caricia del cierzo en mis mejillas, y será entonces cuando empiece a describir círculos concéntricos, cada vez más cerrados, sobre tu tejado, para dejar caer la brillante purpurina que envuelve el cielo de mi ciudad cada vez que tu música suena, y que yo recojo en mi humilde mochila.

Después retornaré a mi jaula, mientras los barrenderos de la madrugada, arrastrando su pesada carga de realidad, eliminan de las aceras los restos de la magia con sus escobones, pero es posible que tú, que sabes encontrar las palabras justas en las entretelas de los diccionarios, y los acordes justos en las de los pentagramas, adviertas el brillo especial que resistió al asedio, entre las juntas de las baldosas.

Un mosquito en el monitor

Hay un mosquito paseando por la pantalla del ordenador. He advertido su presencia cuando se ha subido a bordo del puntero del ratón, cual náufrago que se aferra a una tabla en forma de flecha. Inconscientemente le sigo con el puntero en su viaje por mi pantalla, como si quisiera salvarle de las profundas aguas, que no se salga del redil, pero él, al contrario, parece huir. A lo mejor está mirando hacia adentro, y el borde negro de la flecha, se le antoja una gran sima, un abismo oscuro y profundo en el que le aterra caer. De pronto la flecha se convierte en mano, e instantáneamente aflora mi punto de sádica: ajajaaa, ya te tengo. ¿Y si ahora te estrujara, haciendo así desaparecer mi dilema de un plumazo? (Mi dilema: qué hacer contigo) Por más que pulso a todas las teclas, ¡la mano no se convierte en puño! ¡Maldita sea! Te persigo y te persigo, pero no consigo atraparte, hasta que desapareces por un extremo de la pantalla. ¡Hala! Eso si que es volar.

Curioso momento estúpido, acompañado de mil lecciones: Deberíamos tener más capacidad de empatía, tener nuestros ratitos de introspección. En el fondo somos malvados, y parte de esa maldad proviene de nuestra impotencia para hacer las cosas como es debido. Por último, tenemos la fea manía de meternos donde no nos llaman. A veces las respuestas están donde menos te lo esperas.

sábado, 13 de marzo de 2010

El ave nocturna

Esta noche, mientras todos duermen, voy a quitarme estas incómodas escayolas, y me voy a levantar. Voy a sentir que nada me pesa ni me ata ya, y entonces desplegaré mis alas y comenzaré a volar. Sé que esto te va a gustar, porque tú ni lo imaginas, pero cuando lo veas te parecerá de lo más normal. Volaré hasta tu casa y me colaré por tu ventana, o por el aire que sale desde tu bomba de calor, por ese aire que respiras mientras duermes, y susurraré en tu oido. Te cantaré esa canción que tanto te gustaba, muy bajito, y acariciaré tu pelo.

Me compraré un delantal, para que en él puedas enjugar tus lágrimas, un sujetador de encaje que dé realce a mi pecho, para que puedas apoyar tu cabeza en él, y ahogar tus sollozos. Habré bañado mis manos en crema hidratante, para que al acariciarte, te transmitan esa sensación de paz y protección que tú tanto necesitas.

Me meteré en tu cama, me haré un huequito bien pegadita a ti, donde pueda transmitirte mi calor, ese calor que te proteja de estas noches tan frías que te ha tocado vivir, y desde allí sentiré en mis muñecas el palpitar de tu corazón, del que tanta poesía sale, y me embriagaré de tu relajada respiración, que tanto relaja, y que me transmite tanta paz.

y cuando despiertes y me veas allí, te diré, tranquilo, relajate, tu hada madrina está aquí, tranquilo, nada malo va a pasarte, todo se va a solucionar. Luego contaré hasta tres, y no recordarás nada. Uno... dos... Tres!

viernes, 12 de marzo de 2010

¡Putooooooooooooooooooooooo!

¿Cómo sabías que me gustan los Molotov?

molotov - puto








Lástima de no poder bailar

miércoles, 10 de marzo de 2010

Alta

He estado un poco negativa estos últimos días, aunque, no obstante, no he perdido de vista vuestros mensajes de apoyo. No me veía con fuerzas para escribir, entre dolores, agobios, sentimientos de culpa, picores y fiebres altas y cefaleas.

Me sentía hecha un asco, pero hoy alguien ha insistido, se ha vuelto a interesar por mi estado de salud, me ha mandado unas palabras de ánimo que han sido como esa ansiada apertura de la ventana que nadie se ha dignado a abrirme en estos días atrás, para que entrase aires fresco y me recordase que sigo viva.

A partir del día de hoy se ha invertido el signo de las cosas. El médico ha entrado por la puerta y se ha encontrado incorporada en la cama a una poco habitual Sara sonriente. ¿Quién te lo ha dicho? me ha espetado al ver mi sonrisa. ¿Quién me ha dicho el qué?

Riesgo de trombosis, cero. Riesgo de infecciones, cero. Númeror de fracturas desplazadas, cero. Sara, ¿tienes quién cuide de ti? es decir, ¿te quieres ir a casa?

Claro que sí, he contestado (mentirosa), ¿dónde hay que firmar?

Pensaba acostarme ya, pero una llamada de teléfono me ha convencido de hacer un esfuerzo más y entrar a contároslo: sinceramente, no estoy acostumbrada a que la gente se preocupe por mí.

Ya sé que soy incorregible. Lo sé. Corazón, prométeme que si te necesito vendrás a ayudarme. ¿Me lo prometes? No podía soportar ese maldito olor a nada por más tiempo. Te juro que me iba a ahogar entre esas jodidas sábanas blancas. Ahora me siento viva.

Me encuentro bien. Aunque no os lo creáis, me apaño bien de momento. Sé que puedo estar pecando de euforia, pero también sé que no me faltará un brazo amigo que me levante del suelo. Ahora lo sé, lo tengo muy claro.

Me he sentado en mi salón, portátil en ristre, decidida a comprarme un coche nuevo. Del otro no se han salvado ni las placas de matrícula. Estaba entre varios modelos, pero al final me he decidido por éste. Me ha costado 42.000 plomos, pero no se me ocurrió mejor respuesta a ese mensaje que hoy me ha devuelto la sonrisa.

Gracias a todos. Besos para todos, en especial para mis dos niños escritores.

martes, 2 de marzo de 2010

Soy idiota

Estas son las cosas que te cuentan en la autoescuela, te lo repite la DGT, y parte de tu familia y amigos, pero no te enteras hasta que te pasa. Y al menos yo puedo contarlo.

La Carolina. Bueno, esto ya está. Total, para qué voy a parar, si ya estoy llegando a casa. Solo es aguantar un poco más. Bajo un poco la ventanilla que me dé aire fresco, pero me basta un minuto para pensar: qué frío, y la vuelvo a subir. Con el calorcito viene de nuevo el confort. Madre mía, se me abre la boca. En cuanto que llegue, a la camita. Sólo es un poco más...

Lo siguiente es despertar de un sobresalto, presa del pánico, para darme cuenta de que estoy cabeza abajo. No! cabeza arriba, No! abajo! Dios! Mierda! seré idiota!La grava mezclada con cristales del parabrisas roto me salpica la cara, y no paro de dar vueltas, esto es interminable. Después, un golpe muy fuerte, un ruido ensordecedor, un dolor agudo. Se acabó.


Pereza - La Noria









Estoy aterrada. Sé que no me puedo mover. En pocos segundos hay alguien fuera preguntándome si estoy bien. Me dice que esté tranquila, que han llamado a una ambulancia. Y ahora es cuando me siento la tía más idiota del mundo. Qué estúpida he sido. Y encima la vida me ha dado una segunda oportunidad, para que pueda pasarme el resto de mi vida pensando en lo idiota que soy.