Bueno que pasa, ¿nadie me va a dar un beso?

sábado, 29 de octubre de 2011

Diario de una madre postiza Susana. Capítulo VIII






Duerme mi sol. La vida te ha tratado como el culo, pero al final te ha dejado en mis manos. Llevo 7 malditos capítulos hablando de ti, de tu llegada a mi casa, de la muerte de tu padre, de lo que has despertado en este negro corazón, y de pronto me doy cuenta, de que no paro de hablar como una cotorra del modo en que eso me afecta a mí, y no a ti.


Jodida puta egoista, tengo tanto que aprender...

A partir de hoy, prometo entregarme a ti por completo, meterme en tus pensamientos, y hacerte la vida más fácil. Es injusto que me quieras de ese modo tan incondicional si yo no me hago acreedora de tu amor. Así que duerme, mi sol. La vida te ha tratado como el culo, pero al final te ha dejado en mis manos, afortunadamente, y acepto humildemente mi ministerio, y no pienso defraudar.

Hoy he llorado por primera vez leyendo algo que no es mío

miércoles, 26 de octubre de 2011

La mala noticia


Esto no va a resultar fácil. No existe modo, en realidad, de afrontar semejante trance impertérrita.

He de hacerlo, así que más me vale empezar, y por tanto acabar, cuanto antes. Observo a mi tía, con los ojos clavados en mí, mientras mi padre espera ansioso a que abra la boca, y le suelte lo que ya se está imaginando. Rezo para mis adentros y comienzo a hablar:

Adivino que ya te harás una idea de que si hoy estoy aquí a estas horas en un día laborable, es porque te traigo malas noticias. Buenas, no van a ser, desde luego...

Uff, qué difícil, suspiro: Esta mañana mamá tuvo una crisis coronaria severa. No quiero que te atormentes, le pilló durmiendo, un infarto... inmediatamente vinieron los médicos, pero su estado era muy grave y no pudieron hacer nada por reanimarla. Así que he venido corriendo, porque no quería que te fueras a enterar por cualquiera que te pudiera llamar. Me mataría que eso hubiera ocurrido sin tener siquiera la oportunidad de decírtelo yo misma. Arturo se ha encargado de todo y ya hemos gestionado el tema del entierro. Recoges tus cosas y nos vamos, ¿vale?

Isabel, mi tía, nos observa en completo silencio mientras da gracias a Dios por poner fin al terrible ardor de estómago que le ha costado mantener durante dos larguísimas horas a su hermano José ignorante de todo mientras yo quemaba las ruedas de mi coche a toda velocidad para llegar a tiempo de ser la única y exclusiva portadora de la mala noticia. Papá, haciendo gala de una entereza que no piensa perder delante de su hija, se levanta, me pone una mano en el hombro y me dice: me lo imaginaba, era de esperar, hija, y luego se aleja lentamente por el pasillo hacia su habitación, mientras, ya de espaldas a mí y su hermana, deja que las lágrimas empiecen a inundar sus ojos. Invadida por el estado de shock y una extraña euforia, no me doy cuenta, tonta de mí, de que es eso exactamente lo que está ocurriendo, y le observo impasible alejarse por el pasillo. Luego recojo mi bolso, las llaves del coche y el paquete de tabaco, le doy un beso a mi tía Isabel mientras le digo que me voy a traer el coche a la puerta y que ahora subiré a por las maletas.

¡Idiota!, no valgo para dar malas noticias.

martes, 18 de octubre de 2011

Pedro y Martita, capítulo 3




¡¡Pedro, despiértate!!  Mamá está muy rara, me da mucho miedo.

Pedro se frota los ojos en una mezcla de aturdimiento e incredulidad. ¿Qué dices Martita? Estará durmiendo.

¡¡Que nooo, que está tumbada en el suelo y con los ojos abiertos, pero no dice nada!!

Pedro salta de la cama y corre hacia el dormitorio de Carmen: ¡¡Mamaa, mamaaa!!

Cuando Martita llega a la puerta del dormitorio, Pedro está zarandeando a Carmen y gritando: ¡mamá! ¡mamá! ¡¡Contéstame!! Pronto, al ver que los ojos abiertos e inexpresivos de su madre no varían, y que ésta no responde a sus zarandeos, inerte como un muñeco, la suelta repentinamente y retrocede presa del terror, mientras rompe a llorar. Martita ve a Pedro llorar y rompe a llorar también, y comienza a emitir agudos gritos, mientras Pedro sale corriendo de la habitación gritando: "¡¡mamá está muerta!! ¡¡mamá está muerta!!"

Martita sale corriendo detrás de él, aterrorizada: Pedroooo, no me dejes sola!! ¿¿¡¡qué le pasa a mamá!!??

Martita entra al dormitorio de Pedro, y le encuentra acurrucado debajo de la mesa.

¿Qué le pasa a mamá? ¿Por qué no contesta?

Está muerta, Martita

¿Cómo que está muerta?

Sí, tonta, se ha ido al cielo

No puede ser, Pedro, si está ahí, no se ha ido.

Martita, que te digo que está muerta. El cuerpo no se va al cielo, lo he estudiado en clase de religión.

Que no, que yo no quiero. Quiero que se despierte mamá.

Déjame en paz Martita. Te digo que mamá se ha muerto.

Eres idiota, mamá no puede morirse. Tiene que cuidar de nosotros. Ya verás como se despierta y vendrá a hacernos el desayuno. Martita sale corriendo y se encierra en su habitación: Pedro la oye llorar a lo lejos.

20 minutos después, Pedro está sentado en el escritorio de su cuarto haciendo un puzzle. Martita aparece en la puerta, y le llama con voz lastimera.

Pedro le contesta: ¿qué quieres?

Martita le responde sollozando, de modo que casi no se le entiende: Me quedé dormida en mi cuarto, y ahora me he despertado pensando que mamá ya se habría despertado, pero en la cocina no hay nada preparado. A mí me da miedo ir a su cuarto, ¿vienes conmigo?

Pedro deja la pieza que tenía en la mano sobre la mesa y se vuelve: Eso esperaba yo, Martita, pero no viene.

Pedro y Martita se encaminan al dormitorio dando pasos sigilosos, como si temieran tropezarse con un animal feroz. Allí, tirada medio en el suelo, medio en la cama, sigue Carmen. Los niños se abrazan y empiezan a llorar.

Han pasado 40 minutos desde que Martita descubriera a Carmen muerta sobre su cama. Sus dos hijos, Pedro, de 8 años, y Martita, de 5, están sentados en estado de shock en la mesa de la cocina.

Mamá me dijo que si un día pasaba algo, uno de los botones de colores  del teléfono servía para llamar a las emergencias. Pero no me acuerdo cual.

Pues dale a todos, contesta Martita

Pedro se queda mirando al aparato: Domo 2 inalámbrico. Hay tres botones de colores, rojo, verde y azul. A Pedro le parece que el rojo es un color malo, no en vano es el color de los semáforos que indica que no pasen, el color de las señales que advierten del peligro, y la leyenda "112" sobre el botón no le dice nada especial. El verde tiene un símbolo de una letra i dentro de un círculo que no se figura lo que puede significar. El azul tiene encima una leyenda que reza: 1004. Pedro lo pulsa, e inmediatamente el aparato de teléfono entra en modo manos libres y empieza a marcar los 4 dígitos. Tras unos tonos de llamada, alguien contesta al otro lado de la linea:

Movistar, buenos días, le atiende $·%$&&4#~€#  $·%3tines, ¿en qué puedo atenderle?

Pedro habla: Mi mamá se ha muerto, necesitamos ayuda.

¿Disculpe? ¿Cómo dice? Responde la voz sudamericana al otro lado de la línea.

Que mi mamá se ha muerto, necesitamos un médico.

Perdone, no le entiendo. ¿Puede desirme su nombre para dirigirme a usted?

Yo me llamo Pedro. ¿Me puedes mandar un médico?

Perdon, señor Pedro, esto es atensión comersial de Movistar. Aquí no le podemos enviar un médico.

Pero mi mamá se ha muerto, y estamos mi hermana y yo solos en casa, tenemos miedo y mi mamá no se despierta.

Disculpeme señor pero yo no puedo ayudarle.

Mi mamá me dijo que si alguna vez pasaba algo pulsara este botón.

No sé de lo que me habla señor, disculpeme que consulte.

La operadora de comercial de Movistar recuperará la llamada 30 segundos después para comprobar que Pedro ha colgado.

Estos botones son una mierda. No sirven para llamar a las emergencias.

Pues dale a todos, vuelve a contestarle Martita.

Pedro empieza a experimentar con todos los botones hasta que al pulsar uno que pone RLL, aparece en pantalla el último número marcado, 1004. Pedro recuerda de pronto que así usaba su madre el teléfono para buscar los números a los que había llamado anteriormente, y empieza a darle a un botón que le hace navegar por la lista de llamadas. 3 Pulsaciones después, aparece en pantalla algo que hace suspirar de alivio a Pedro: "Tita Eva Cádiz"

Eva, hermana de Tomás, ex marido de Carmen conservaba una buena relación con su cuñada,  y mantenía el contacto con ella a través de frecuentes llamadas de teléfono, ya que Carmen vivía en Madrid . Estaba convencida de que Carmen y su hermano Tomás algún día se reconciliarían. Evidentemente se equivocaba. Esta mañana de sábado, Eva está tomándose un café con leche calentito en su balcón, cuando escucha sonar su teléfono, y en la pantalla distingue el número de su cuñada de Madrid. Enlazando sus dos orejas con una amplia sonrisa, Eva descuelga el teléfono y contesta: Dime Carmen, cielo.

Al otro lado del auricular, décimas de segundo después, reconoce la voz sollozante de su sobrino Pedro.

martes, 4 de octubre de 2011

Elegía (Pedro y Martita, capítulo II)


Ya está. Se acabó. Tus sueños, tus ilusiones, todos esos planes que quedaban en un rincón de tu cabeza, reposan ya sobre tus sábanas a medio poner. Sobre esas sábanas que, a pesar de los muchos lavados con suavizante mimosín, aún, para ti, seguían oliendo a él. Casi puedo sentir ese aroma a Le male, ahora que tus fantasías van escapando por tu oido derecho y evaporándose en el aire de tu habitación, mientras tu pequeña contempla indecisa, turbada y asustada, tu cadáver inerte sobre la cama.

No vino ese hombre que esperabas, ese que todos decían que un día aparecería para que con él rehicieras tu vida. ¿Quién es el culpable? !Ay, querida!, pregunta sin respuesta.

No vino ese trabajo que te iba a permitir salir de esa vida tan ajetreada, que te iba a dar las tardes libres para dedicarselas a tus niños, a tus aficiones.

No vino esa lotería, no vino ese cupón de la ONCE que te iba a rescatar de las eternas trampas, y permitirte comprarte ese par de trapitos con los que vestirte delante del espejo, sentirte sexy una vez más, y decirte lo guapa que estás.

¡Ay Carmen!, ¿Quién te va a llorar ahora?. ¿Quién cumplirá tus sueños? ¿Quien te dejará flores en tu tumba cada aniversario, quién te olvidará primero, quién, quién ,eso digo yo, joder QUIÉN? ¿quién va a regar tus plantas, dar de comer al gato, y recoger el correo del buzón, ahora que tú ya no estás? ¡Ay, querida! Preguntas sin respuesta.

La triste realidad es que te has ido a tomar por culo,  que ya la vida te ha tachado de su nómina, aunque un puñado de seres queridos se empeñen a partir de ahora en guardar tu memoria, ya no tienes sitio en este lugar. La vida continúa para otros. Y la respuesta, se llama Martita.

Martita sale corriendo de la habitación mientras grita asustada: "Pedrooooo, pedroooo"