Bueno que pasa, ¿nadie me va a dar un beso?

martes, 18 de octubre de 2011

Pedro y Martita, capítulo 3




¡¡Pedro, despiértate!!  Mamá está muy rara, me da mucho miedo.

Pedro se frota los ojos en una mezcla de aturdimiento e incredulidad. ¿Qué dices Martita? Estará durmiendo.

¡¡Que nooo, que está tumbada en el suelo y con los ojos abiertos, pero no dice nada!!

Pedro salta de la cama y corre hacia el dormitorio de Carmen: ¡¡Mamaa, mamaaa!!

Cuando Martita llega a la puerta del dormitorio, Pedro está zarandeando a Carmen y gritando: ¡mamá! ¡mamá! ¡¡Contéstame!! Pronto, al ver que los ojos abiertos e inexpresivos de su madre no varían, y que ésta no responde a sus zarandeos, inerte como un muñeco, la suelta repentinamente y retrocede presa del terror, mientras rompe a llorar. Martita ve a Pedro llorar y rompe a llorar también, y comienza a emitir agudos gritos, mientras Pedro sale corriendo de la habitación gritando: "¡¡mamá está muerta!! ¡¡mamá está muerta!!"

Martita sale corriendo detrás de él, aterrorizada: Pedroooo, no me dejes sola!! ¿¿¡¡qué le pasa a mamá!!??

Martita entra al dormitorio de Pedro, y le encuentra acurrucado debajo de la mesa.

¿Qué le pasa a mamá? ¿Por qué no contesta?

Está muerta, Martita

¿Cómo que está muerta?

Sí, tonta, se ha ido al cielo

No puede ser, Pedro, si está ahí, no se ha ido.

Martita, que te digo que está muerta. El cuerpo no se va al cielo, lo he estudiado en clase de religión.

Que no, que yo no quiero. Quiero que se despierte mamá.

Déjame en paz Martita. Te digo que mamá se ha muerto.

Eres idiota, mamá no puede morirse. Tiene que cuidar de nosotros. Ya verás como se despierta y vendrá a hacernos el desayuno. Martita sale corriendo y se encierra en su habitación: Pedro la oye llorar a lo lejos.

20 minutos después, Pedro está sentado en el escritorio de su cuarto haciendo un puzzle. Martita aparece en la puerta, y le llama con voz lastimera.

Pedro le contesta: ¿qué quieres?

Martita le responde sollozando, de modo que casi no se le entiende: Me quedé dormida en mi cuarto, y ahora me he despertado pensando que mamá ya se habría despertado, pero en la cocina no hay nada preparado. A mí me da miedo ir a su cuarto, ¿vienes conmigo?

Pedro deja la pieza que tenía en la mano sobre la mesa y se vuelve: Eso esperaba yo, Martita, pero no viene.

Pedro y Martita se encaminan al dormitorio dando pasos sigilosos, como si temieran tropezarse con un animal feroz. Allí, tirada medio en el suelo, medio en la cama, sigue Carmen. Los niños se abrazan y empiezan a llorar.

Han pasado 40 minutos desde que Martita descubriera a Carmen muerta sobre su cama. Sus dos hijos, Pedro, de 8 años, y Martita, de 5, están sentados en estado de shock en la mesa de la cocina.

Mamá me dijo que si un día pasaba algo, uno de los botones de colores  del teléfono servía para llamar a las emergencias. Pero no me acuerdo cual.

Pues dale a todos, contesta Martita

Pedro se queda mirando al aparato: Domo 2 inalámbrico. Hay tres botones de colores, rojo, verde y azul. A Pedro le parece que el rojo es un color malo, no en vano es el color de los semáforos que indica que no pasen, el color de las señales que advierten del peligro, y la leyenda "112" sobre el botón no le dice nada especial. El verde tiene un símbolo de una letra i dentro de un círculo que no se figura lo que puede significar. El azul tiene encima una leyenda que reza: 1004. Pedro lo pulsa, e inmediatamente el aparato de teléfono entra en modo manos libres y empieza a marcar los 4 dígitos. Tras unos tonos de llamada, alguien contesta al otro lado de la linea:

Movistar, buenos días, le atiende $·%$&&4#~€#  $·%3tines, ¿en qué puedo atenderle?

Pedro habla: Mi mamá se ha muerto, necesitamos ayuda.

¿Disculpe? ¿Cómo dice? Responde la voz sudamericana al otro lado de la línea.

Que mi mamá se ha muerto, necesitamos un médico.

Perdone, no le entiendo. ¿Puede desirme su nombre para dirigirme a usted?

Yo me llamo Pedro. ¿Me puedes mandar un médico?

Perdon, señor Pedro, esto es atensión comersial de Movistar. Aquí no le podemos enviar un médico.

Pero mi mamá se ha muerto, y estamos mi hermana y yo solos en casa, tenemos miedo y mi mamá no se despierta.

Disculpeme señor pero yo no puedo ayudarle.

Mi mamá me dijo que si alguna vez pasaba algo pulsara este botón.

No sé de lo que me habla señor, disculpeme que consulte.

La operadora de comercial de Movistar recuperará la llamada 30 segundos después para comprobar que Pedro ha colgado.

Estos botones son una mierda. No sirven para llamar a las emergencias.

Pues dale a todos, vuelve a contestarle Martita.

Pedro empieza a experimentar con todos los botones hasta que al pulsar uno que pone RLL, aparece en pantalla el último número marcado, 1004. Pedro recuerda de pronto que así usaba su madre el teléfono para buscar los números a los que había llamado anteriormente, y empieza a darle a un botón que le hace navegar por la lista de llamadas. 3 Pulsaciones después, aparece en pantalla algo que hace suspirar de alivio a Pedro: "Tita Eva Cádiz"

Eva, hermana de Tomás, ex marido de Carmen conservaba una buena relación con su cuñada,  y mantenía el contacto con ella a través de frecuentes llamadas de teléfono, ya que Carmen vivía en Madrid . Estaba convencida de que Carmen y su hermano Tomás algún día se reconciliarían. Evidentemente se equivocaba. Esta mañana de sábado, Eva está tomándose un café con leche calentito en su balcón, cuando escucha sonar su teléfono, y en la pantalla distingue el número de su cuñada de Madrid. Enlazando sus dos orejas con una amplia sonrisa, Eva descuelga el teléfono y contesta: Dime Carmen, cielo.

Al otro lado del auricular, décimas de segundo después, reconoce la voz sollozante de su sobrino Pedro.

9 comentarios:

  1. Hostias me olvidaba de decir, que el nuevo diseño del blog es un regalo precioso que he conminado a rayajo a hacerme: una foto que publicó hace poco en el portal obture.com, y que me dejó flipada.

    Mil gracias nene.

    ResponderEliminar
  2. Vaya tela, niña....
    Aguantas la respiración hasta que llegas al punto final. Incluso la música acompaña durante todo el post, in crecendo en los momentos justos.
    Sublime, Sara.

    ResponderEliminar
  3. En realidad esos botones son llamativos por el color pero no se usan.
    Qué pérdida de energía para Pedrito

    ResponderEliminar
  4. A ver... tengo varias impresiones...
    Sara, te noto diferente. Y cuando yo digo "diferente" no es ni bueno ni malo, eh. Pero noto algo...distinto en ti, en tus escritos. Lugar imprescindible venir aquí.
    El nuevo look mola.
    Beso.

    ResponderEliminar
  5. Muchas gracias Maripili, me hace sentir genial que te provoque esa sensación. Y que te parezca sublime. Que sepas que te voy leyendo poco a poco, y lo que leo entre líneas me gusta mucho.

    Mónica, no conozco a una sola persona que los haya usado jamás.

    Niño escritor, lo que notas es un intento de escribir en tercera persona, modo en el que realmente no me siento muy cómoda. Este relato lo voy a terminar, porque ya lo empecé así, pero me sale mejor cuando me meto en la piel del personaje y hablo en primera persona. Como narradora omnisciente no valgo gran cosa. A eso es a lo que me dedico, a ponerme las alas y sobrevolar a las personas a las que aprecio, ponerme en su lugar, y tratar de hablar por ellos, speak their minds que dirían los hijos de la gran Bretaña. Eso sí me gusta, y a eso volveré.

    ResponderEliminar
  6. Tengo un par de días libres, a ver si me animo y os suelto el capítulo 4 antes de irme.

    ResponderEliminar
  7. Y los ponen sólo por marketing?
    A dónde te vas?

    ResponderEliminar
  8. Escribes muy bien Sara, y me encanta tu blog. Espero que puedas "salvar" algo del mío! cuando una escritora tan buena como tú me lee, me siento intimidada, como una niña indefensa siendo examinada por la mirada de sus padres.

    Por cierto, yo no consigo ver esos cambios que para Rombo son tan evidentes. Quizá te noto algo más cercana, espero no ofenderte, pero me gusta.

    ResponderEliminar
  9. Era eso sí, era eso...

    ResponderEliminar