Bueno que pasa, ¿nadie me va a dar un beso?

sábado, 10 de abril de 2010

Mamá ¿Estás ahí?

Inmóvil en medio de la habitación. Sedada en la percepción, en los recuerdos.

¿Tú eres la de al lado, verdad? me dices. No, mamá. Soy Sara.

¡Anda ya! Cómo vas a ser Sara. Sara nunca viene a verme.

Escondo como puedo mi cara de contrariedad. Sara nunca viene a verme. Me jode esa frase, porque en parte es mentira, porque en parte es verdad. Mierda de hija. Mierda de persona. Que sí, mamá, que soy yo.

¡Anda ya! Y entonces ¿qué haces en una silla de ruedas?

Ya te lo dije, mamá. Tuve un accidente de coche.

¡Ay hija, por Dios! ¿Pero te has hecho algo?

No, mamá, estoy bien. ¿No me ves?

¿Por qué te daré esas contestaciones? ¿Por qué te hablo de ese modo, si tú siempre te has desvivido por mí? ¿Será que vuelco mis frustraciones sobre los que más me quieren? ¿Será que me irrita tu maldita enfermedad, ese jodido mal que te ha robado la memoria, los recuerdos, tu vida?

¡Qué mierda! ¡Qué injusticia! Ahora que tengo madurez suficiente como para darme cuenta de todo lo que te debo, de todo lo que te quiero, de lo que te he hecho sufrir, no puedo pagártelo, no puedo demostrártelo, no puedo pedirte perdón, porque por más que lo haga, tú no te enteras. Es igual que cuando recorro las habitaciones vacías de nuestra casa, de tu casa, de esa casa donde rompí los platos por querer ayudarte a poner la mesa, donde una vez llené con ceras las paredes de corazones, esa casa donde jugaba de pequeña con mis muñecas, y que ahora está tan silenciosa y en penumbra, y tan cubierta de polvo, soledad y olvido, como tú.

¿Dónde estás, mamá? ¿A dónde te han llevado? Quiero que vuelvas a casa y te pongas otra vez el delantal, y me hagas esas croquetas tan ricas. ¿Qué es lo que ha pasado por el camino? Yo quería ser mayor, pero no tan rápido, ¿Cuándo fue cuándo me despisté, cuándo me quedé dormida en el vagón, para despertarme de pronto en un país extraño, que es igual que el nuestro, pero donde la gente habla otro idioma, y tiene otras costumbres, y está más enfadada? Ya no queda nada. Eres otra jodida habitación vacía más de nuestra casa. Y yo, en la puerta, perdida y desconcertada, como una niña pequeña.

Y... ¿Cómo decías que te llamas?

Esto es para vosotros. Para que abráis los ojos, antes de que sea demasiado tarde.

3 comentarios: