Desde el espejo os veo asomar, diciéndome: Sara, yo también las veo, están ahí, colgadas. Son preciosas. Y yo, sonrío para mis a adentros, y prometo: Pronto saldré de nuevo, a dibujar sombras chinescas sobre vuestros tejados. Lo prometo.
Bueno que pasa, ¿nadie me va a dar un beso?
sábado, 8 de mayo de 2010
El taller de las alas
Son mis alas, las que me llevan de aventura. Las que me transportan allá donde se necesite una palabra, una poesía, una nana, o una caricia. Ya dije que las tenía, Quizá alguno aún no me creía. Pero aquí están. Tengo un pequeño taller con herramientas y un gran espejo, donde las guardo y reparo, después de cada viaje. Las cuido y las mimo, porque no tengo otras. Un día las tuve que remendar, pues se rompieron por mi imprudencia. Pero quedaron perfectas. Otro día las tuve que envolver en mantas, porque me las heló el cierzo. El calor las recompuso, y volvieron a funcionar. Ahora las tengo secando, porque anteayer se me mojaron. Cuando estén listas será el momento de emprender de nuevo el vuelo.
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Trato de imaginar el olor de ese taller
ResponderEliminarEstaré sentado en mi tejado....por si acaso vienes. Magistral...Beso cada palabra que has escrito.
ResponderEliminarSarita 'el taller de las alas' es magistral. Ganaría cualquier concurso de microrrelatos. Hay un vuelo que puedes hacer pronto, si te apetece. El 5 de junio hay un concierto en La Campana de los Perdidos (Zaragoza).
ResponderEliminarTe caben en un manillar cuán violetas?
ResponderEliminarToc, toc... ¿están ya reparadas las alas?
ResponderEliminarEsta anda por ahí quemando rueda, me parece a mí...
ResponderEliminarEs mejor rozar que quemar.....Se hace mas deporte con la bi-
ResponderEliminarUna vez calmada la saga de los olores... este silencio tiene un sabor agri-dulce. Agrio por el silencio en sí.., pero dulce, ya que seguro que pronto recibimos otra de tus sorpresas (en forma de letras perfectamente encadenadas).
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