No sé que hora será, pero sí sé que la luz se filtra por las cortinas, así que es de día. Cuando estoy medio dormida no controlo estas cosas, y ni sé la hora que es, ni me importa, ni soy capaz de abrir los ojos en un buen rato. Sólo recuerdo que anoche llegué a casa bastante borracha y emporrada, y que me senté en el salón con el portátil encima de las piernas, leí varios blogs, aunque no me atreví a comentar, de colocada que estaba, no sé que hubiera dicho. Luego hice varias llamadas de teléfono que no recuerdo, y me quedé dormida en el sofá.
Y ahora sólo noto que la luz del día hiere mis párpados, a juzgar por el tono rojizo que advierto que se clava en mis retinas. Pero noto algo más. Noto que alguien me está levantando el vestido con mucho mimo, suavemente, mientras empieza a sonar de fondo una hermosa música con base de guitarra española, que me recuerda lejanamente al concierto de aranjuez, aunque sé que no es.
¡Vaya!, pienso, se ve que no me vine a casa sola. Espero que este merluzo, sea quien sea, no se haya puesto a prepararme un desayunito de enamorados, porque me revienta eso. De momento me gusta lo que hace. sigo haciéndome la dormida, sin abrir para nada los ojos, y me dejo hacer. El ambiente es agradable, y siempre gusta comenzar el día con un buen polvo. Me estoy empezando a poner bastante choni, porque sin más contemplaciones, mi desconocido visitante me está quitando suavemente las bragas. "este va al grano, pienso, no se corta un pelo.
Siento cómo mis bragas se deslizan lentamente por mis tobillos, y cómo de pronto, quienquiera que sea abre una especie de estuche de velcro, RAAAS, y luego escucho un sonido familiar: CLIC CLIC... ¡¡Joder, unas tijeras!!! ¡¡¿Qué coño...?!! Abro los ojos, y allí está él, con su sempiterna sonrisa y sus tijeras en la mano: ¡¡Es Juan Manuel!!, ¡¡¡el jardinero del púbis!!!
¡¡Pero qué cojones hace usted aquííííí!! Le grito.
Usted me llamó, señorita. Y me permito sugerirle que la próxima vez lo haga a una hora menos intempestiva. Suerte que me prometió usted pagarme en oro molido si venía a domicilio, y lo más importante, que es jueves y no miércoles, que como usted sabrá, es mi día libre. Pero me llamó usted a las 3 de la madrugada.
Bueno, bueno, bueno, si es así, replico, haga usted su trabajo. ¿Puedo confiar en usted?
Plenamente, señorita.
Así que me relajo y me dejo hacer. Ciertamente este tipo es un artista. Sentada frente al ordenador mientras escribo estas lineas, me acaricio el monte de venus y pienso que este tipo es un genio. ¡Qué fresquito!
Cuanto me alegro de leer el blog de Rombo. Por cierto, querido niño escritor, espero que no me denuncies por plagio. Es un pequeño homenaje a mis dos fieles niños escritores.
jajajajjajajajajjajajaj- No puedo hablar de tanto que me estoy riendo, jajajajajajajaj
ResponderEliminarPor cierto, cuando vea a Juan Manuel, le pediré tu dirección y tu verdadero nombre, jajajajajajajajajajajaj
Jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ayyyyyyyyyyyyyyy
ResponderEliminarjajajjajajajajajajajjajajjajajajajajajajj
Como una vez me dijo Glaukilla (no tuvo éxito, por cierto); después de pasar yo mismo por las manos de Juan Manuel... Esto, ejem, ejem, ¿Qué tal una foto del trabajito realizado?
ResponderEliminarEso estaría bien...
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